El 23 de abril es una fecha especial para los soñadores, que abren ventanas en el mundo de la imaginación donde la creatividad gana el pulso. En esta fecha se conmemora el Día Internacional del Libro, ya que en este día, en el año 1616, supuestamente, fallecieron personalidades tan influyentes en la literatura universal como Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega.
La decisión se llevo a cabo por la UNESCO para rendir homenaje a todos esos escritores que nos plasman en sus obras historias que nos hacen evadirnos de nuestras vidas cotidianas, para trasladarnos a miles de aventuras, lugares donde nunca hemos estado o simplemente para formarnos en esta vida tan competitiva. Como dijo Emily Dickinson, “para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro”; o nuestro querido Miguel de Cervantes que llegó a decir, “el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”.
El problema de los tradicionales libros son las nuevas tecnologías, que están pisando muy fuerte, y más cuando los precios son tan disparatados. Pero el libro de papel no pasará de moda, no se puede comparar con un libro electrónico, nada como tenerlo en tus manos, nada como pasar esas páginas, nada como oler esa tinta.
Desde pequeños nos han inculcado la importancia de leer, a través del cual comenzamos a recibir conocimientos, es la antorcha de nuestro pensamiento. La lectura supone atención, concentración, reflexión, todos los elementos necesarios para adquirir una madurez y una mejor manera de comunicarnos.
¿Qué profesor no ha obligado a sus alumnos a la lectura de “Don Quijote de la Mancha” o “Cantar de mio Cid”? Podemos nombrar algunas obras que todo estudiante ha tenido que leer y entregar un trabajo: “El sí de las niñas”, “Ilíada”, “La Celestina”, “Lazarillo de Tormes”, “La Familia de Pascual Duarte”, “Los Santos Inocentes”, “Rimas y Leyendas” e incluso la Biblia.
Cuando eres niño no entiendes la razón de tantas lecturas pero con el paso del tiempo comprendes lo importante que es para tu vida, para un mejor vocabulario, para un mejor conocimiento, para abrir la imaginación.
Como decía Cicerón, “un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma”, un cuerpo que no ha vivido aventuras fascinantes; como el complicado viaje de un hobbit para destruir un anillo único en las tierras del Señor oscuro Sauron, pasando por unos adolescentes que buscan caminar a “tres metros sobre el cielo” en la calles de Roma y terminando resolviendo las investigaciones de un conocido detective británico.
Seguramente estaréis de acuerdo conmigo que la versión cinematográfica de cualquier libro es decepcionante. Desde mi punto de vista no es comparable un libro a una película, pierde detalle, pierde cercanía, pierde frescura. La mayoría de los escritores nos cautivan con sus descripciones de los personajes, lugares, situaciones que desglosan línea por línea; bastante difícil de lograr en una película por la escasa duración.
En Écija, este 23 de abril, este día del libro, se ha realizado los típicos actos escolares, gran trabajo de los docentes para fomentar la lectura a sus alumnos. También, como desde hace varios años, Cáritas ha organizado el mercadillo de libros solidarios, un acto importante para la recogida de alimentos que siempre tiene gran aceptación.
Pero lo que más ha llamado la atención, y hay que mencionarlo, es la iniciativa del Rincón Lector La Galatea, que desgraciadamente cerrarán sus puertas el 25 de abril. Esa Avenida Miguel de Cervantes, conocida como Calle Nueva, donde cada árbol no florecía azahar, donde no colgaban las naranjas sino poemas de Mario Benedetti, un detalle precioso que los ecijanos han aplaudido.
En definitiva, la lectura es crucial para tu vida, los libros son las herramientas necesarias para vivir porque la Cultura hace persona a un ser humano.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Mario Benedetti
Alejandro Álvarez