Con un mensaje claro y sin rodeos “me muero, ayúdame”, y acompañado de un número de teléfono, ha aparecido este semana un olmo negro que se localiza junto al río Genil, y al que la polución, las enfermedades y sobre todo la falta de cuidados, han llevado a una situación límite, tanto que se teme que este testigo de la historia ecijana de los últimos siglos pierda lo poco de vida que le queda de no actuarse de inmediato.
Se encuentra junto al puente conocido como “romano”, en el lado izquierdo en dirección a Córdoba, un lugar en el que de seguro a lo largo de su vida a proporcionado sombra y un respiro para cientos, miles de personas que salían o entraban en la ciudad. Bajo su copa se han mantenido conversaciones interesantes e intrascendentes. Su tronco ha servido de escondite para los más pequeños, y con toda probabilidad alguna pareja de novio dejó su huella en él.
Hoy, nadie se sienta junto a él, pocos se percatan de su antigüedad, ningún colegio lo visita para conocer su tipo de hojas o como ejemplo de su especie, solo un vecino de la zona lo visita casi a diario, lo observa y se preocupa por él.
Ha sido este vecino el que ha colgado varios carteles a su alrededor en el que se alerta que el árbol se muere, y los ha acompañado del número de teléfono de atención ciudadana del ayuntamiento (900 906 055), para de este modo llamar la atención e intentar salvar este olmo centenario.
Recientemente se le ha aplicado un tratamiento contra plagas, pero este vecino asegura que no es el problema, en su opinión, y según ha podido consultar con expertos, el olmo necesita una «cirugía arbórea», además de una “poceta y realizarle riegos de alivio”.
Según la información recabada sobre este árbol a vecinos de la zona, hace ahora cincuenta años –los mismos que cumple la barriada de Pinichi-, el olmo atravesó una situación similar, pero con cuidados y riegos se consiguió que el árbol volviera a renacer.
Con los carteles este vecino de El Puente quiere llamar la atención, no solo de los responsables municipales, sino también de la ciudadanía, al considerar que se trata de un árbol singular y prácticamente único en la ciudad.