La producción y comercio de aceite de oliva ha estado vinculada a Écija desde su fundación como colonia Augusta Firma Astigi, llegando a ser el centro de mayor volumen exportador del Imperio entre los siglos II y III d.C.. Con este motivo se crea una cadena de producción en la que la fabricación de ánforas para su envasado ocupa un importante lugar, por los que surgen un importante número de alfarerías en el cauce del Genil. Ahora, alguna de estas fábricas o alfares, están siendo descubiertas.
Expertos de las universidades de Montpellier y Sevilla, junto con la colaboración del Ayuntamiento de Écija, están iniciando un estudio de la economía oleícola romana, y para ello realizan trabajos de arqueológicos en un yacimiento que se encuentra en el término municipal, concretamente en el cauce del Genil, en dirección a Palma del Río, en La Barraca.
En este lugar se encuentra el que se cree que es un de los mayores alfares que funcionaban en la zona en época del Imperio Romano “este yacimiento es uno de los más importantes por su dimensiones y por ser uno en el que más tiempo se lleva trabajando” destaca el Arqueólogo de la Universidad de Sevilla, Enrique García, por lo que puede ofrecer una valiosa información sobre la forma de trabajar y su desarrollo, para conocer más en profundidad la economía de época vinculada al aceite de oliva.
En estos trabajos arqueológicos están trabajando unas 15 personas gracias al convenio firmado entre la universidad francesa de Montpellier, la Universidad de Sevilla y el Ayuntamiento de Écija.
Se conoce que a lo largo del cauce del Genil se establecieron numerosos alfares que se ocupaban de crear las vasijas en las que se portaba el aceite español a todo el imperio romano. Ahora, gracias a este proyecto, se pondrá en valor este primer yacimiento al que se espera se unan otros en los próximos meses, ya que los alfares se extienden a lo largo de 20 kilómetros entre Écija y Palma del Río. En concreto, a través de este estudio se pretende poner en valor esta labor de alfarería en tiempos del Imperio Romano, y para ello se estudia las opciones para crear rutas culturales con la que poder activar la economía local a través del turismo.