-Las fiestas navideñas me han dejado para el arrastre. Parece que hoy va a llover, lo acabo de oír en la radio. El cielo esta encapotado (quien lo desencapotará) y me duele el lóbulo parietal izquierdo creo que me tomaré algo. ¿Qué te parece? Dijo con mirada al cielo.
-Pues que no tomo nada, querida vecina. Le señalé.
Como somos y como nos cultivamos a base de tanta tertulia, mesa redonda y comentaristas (de pelota). Nos guiamos por el “todo” que se mueve a nuestro alrededor aunque creo que a base de repetir lo escuchado cada vez lo distorsionamos más. Nos hacemos partícipes de comentarios e incluso he oído frases salidas de la boca de otros que jamás se me hubiera ocurrido repetir…pero en fin, ¡así es el fútbol! (Por cierto, ¿cómo va el Betis este año? Estoy perdida, mi tío Fernando no me tiene al día).
¿Y el tiempo? ¡Madre del Amor Hermoso! Nos da para iniciar una conversación con alguien que no conocemos de nada, para comentar la ciclogénesis, para hablar de cumulonimbus, de cirros, de ”smog”, de clima oceánico, chino, mediterráneo…una diversidad de “palabros” que no acertaré nunca a definir correctamente. Yo el tiempo siempre lo he conocido con borrascas, tormentas y anticiclones, ¡ya está!, ¡ah! y con el “levantito”, lo demás como dice mi vecina es pura palabrería para hacernos más “sabiondos” (no sé si estoy muy de acuerdo, ella es así).
-Pues sí vecina van a caer chuzos de punta. Apostillé mirando al cielo.
-Lo que me pregunto es ¿porqué llueve siempre que lavo el coche? Señaló a su flamante cuatro ruedas aparcado frente a su portal (más brillante imposible).
-Nunca llueve a gusto de todos. Dije sin más contemplativos.
Pero lo que sí da para reescribir el vademécum es el manejo de los diagnósticos que hacemos de cualquier dolencia que “supuestamente” padecemos.
-Llevo varias días que me duele todo. No sé lo que tendré. Si me estiró me duele las cervicales, si me agacho, lumbago; si me acuesto, las piernas…me hago mayor. Creo que voy a ir a la farmacia. Apostilló.
-Vecina, ¡vaya al médico! que para eso están y dudo que sea para tanto, está hermosa como una rosa. Le dije guiñándole un ojo.
Pensamos que padecemos de todo, que sufrimos gripe cuando es un resfriado común; que nos hemos partido un hueso cuando es un esguince, jaqueca cuando es dolor de cabeza y así todo. Y para más inri sabemos hasta lo que nos tenemos que tomar o recomendamos algún milagroso medicamento que seguro no será el adecuado.
Que profesión tan practicada por todos, la de la medicina, oye pero a practicante no nos hemos atrevido ¿eh?, o sí valientes siempre ha habido.
Como recuerdo a Don Luis Gil-Toresano, en la hoy calle Santa Ángela de la Cruz, a Infante, Rojas, Romero, Fernández –Pro (en aquella pequeña consulta de Cañato, “ainsss” cómo han cambiado los tiempos). A todos he enseñado mis posaderas, como muchos ecijanos, y todos con una vocación desmedida que merecen el mayor de los respetos. Y fíjense como son mis recuerdos que me traen a la memoria a una jovencísima Carmen Castilla Álvarez, hoy Secretaria General de la UGT, practicando ser practicante (ATS-DUE). De cómo llegó a ser lo que quiso porque a buena estudiante en su época nadie le hizo sombra, de cómo después se desarrolló profesionalmente en Sevilla, de cómo se inclinó por la psicología, y por el derecho (que no se me quede atrás). Todo de manera vocacional como es la medicina y todas sus ramas (habrá quien no lo piense así, pero lo asumo tal cual lo entiendo).
-Pues oye a mí me gusta.Dijo, refinada, asomada a la barandilla de su solárium.
-¿El qué?
– No, quien
-Uf, hoy vamos mal. Resoplé
-Ella y Ellos…
-Vale, Doña del Quinto, seguro que ahora me criticará usted por aquello de la consanguineidad, pero lo entenderé. No se preocupe, vecina, otro día le cuento cómo pinchaba haciendo sus primeras practicas sanitarias. Afirmé con media sonrisa en los labios.
Me retiro un día más, ha sido un poco más largo pero es cierto que de “futboleros”, meteorólogos y médicos, al igual que de músico, poeta y loco todos tenemos un poco. Hoy ni vino blanco, ni manzanilla, ni té, hoy directamente un Mombasa con regaliz, limón y canela, ¡por favor! (un lujo para el paladar, no estoy haciendo apología, ¡Dios me libre!, son sólo mis sencillos gustos).
La invito vecina, que se lo merece. ¡Chin, chin!
María del Valle Pardal Castilla