La casualidad y la valentía –aunque él piense lo contrario- le llevo a coger las maletas hace casi dos años y comprar un billete en dirección a una ciudad que se encuentra a 10.396 kilómetros de Écija, Santiago de Chile.
En un país que se ha convertido en destino de muchos españoles vive desde la navidad de 2012 Ignacio García Fernández, un ecijano que un buen día buscó una alternativa ante la incertidumbre e inseguridad que se respira en España como consecuencia de la crisis, y no lo dudó cuando un amigo le propuso viajar “al otro lado del mundo”, como él dice, a probar suerte “no me lo pensé dos veces y en cuestión de un mes ya estaba haciendo las maletas”.
Su aventura es un ejemplo de lo que Ignacio cree como “algo necesario y recomendable en alguna etapa de tu vida. Ayuda a tener una perspectiva diferente de lo que estamos acostumbrados a ver. El español de hace unos años no conseguías sacarlo de esa zona de confort, y creo que eso ya ha cambiado”, y en esto también colabora este ecijano que trabaja para una empresa (IBOS) que se dedica a dar apoyo a empresas y profesionales españoles que tienen como destino Chile: en el caso de los profesionales “les buscamos oportunidades de empleo y tramitamos todos los papeles referentes a la legalización de sus títulos y visados” y para empresas, como una ecijana de software para la gestión administrativa (Munitecnia) “las representamos y prestamos un servicio apoyo comercial con el objetivo de facilitarles su expansión y darles a conocer en el mercado chileno”.
Ignacio vive en Santiago de Chile, lugar donde ha descubierto que aunque los chilenos y españoles comparten el mismo idioma, a veces le cuesta entenderlos “usan muchos modismos locales que hacen que te cueste enterarte de las cosas, sobre todo al principio”. En referencia a la comida no ha tenido tanto problema: destaca el marisco, el pescado y la carne, que aunque proviene mayormente de Argentina, se han instalado muy bien en la cultura chilena “es muy típico en Chile la cultura del “asado”, lo que es una barbacoa. Todos los findes la gente se reúnen en las azoteas de los edificios los cuales están acondicionados para ello y hacen carne a la parrilla”, lo que parece que estará en pocas ocasiones en su menú es el “plato estrella del país”, el pastel de choclo “una masa de maíz triturado y condimentado con diferentes especias. Desde que lo probé un día no quiero oír hablar del pastel de choclo”. Nada que ver con la chacina ibérica, algo que le encantaría recibir en un paquete, aunque solo fuera por momentos como los que cuenta “aún recuerdo cuando me traje de España caña de lomo y se la dí a probar a un amigo chileno, se le cayeron dos lagrimones al tio! Decía que se le quedaba la grasita pegá… jajaj”. Los molletes de la Conchi tampoco faltaría en su despensa.
Precisamente la comida, la de su madre, es lo que más echa de menos de Écija “por mucho que intento hacer un salmorejo o gazpacho, como sabe en tu casa no sabe en ningún lado”, algo que le hace pensar en un negocio, un bar de tapas “el que llegue aquí y monte un cuatro puertas con unas buenas tapas y su cerveza cruzcampo fresquita, lo triunfa”.
Desde la distancia también se acuerda de los amigos, aquellos que él llama valientes por quedarse en España en tiempos difíciles, y entre ellos destaca algunos “Manolo Zamora, el cual se encuentra opositando a Registro. Quiero mandarle mi mayor apoyo para pueda acabar algo que tiene muy merecido después de muchos años, que sepa que todos estamos con él […].Francisco González Ostos. Este amigo mío está trabajando mucho por dar a conocer una marca propia de aceite ecijano (Astigi 1828) y hacerse un hueco en el mercado. Allá donde va siempre le acompaña Écija y creo que se tiene merecido este mensaje” y por supuesto a su padres “ellos son los que han hecho posible que hoy tenga un futuro por delante. Siempre me han apoyado en todas mis decisiones y me han recomendado lo mejor. Nunca tendré palabras para agradecerles todo”.
Como guía turístico del país que en estos momentos le acoge, Ignacio no dejaría pasar una visita al “Cajón de Maipo”, un lugar que se encuentra cerca de los Andes y que es destino de ocio para muchos lugareños, un lugar que este ecijano tiene muy presente “en una montaña hay unas termas de agua caliente volcánica donde puedes bañarte rodeado de nieve, es la sensación más espectacular que he tenido nunca”.
Por el momento no está en los planes de Ignacio volver a España, pero esto no quita que añore su tierra “siento envidia muchas veces cuando mis amigos me envían fotos tomándose una cervecita tranquilos en una plaza, es inevitable tener esa necesidad de querer estar ahí, se echa mucho de menos”, y en especial Écija, lugar del que presume y que le gustaría enseñar a sus amigos: pasearlos por la calle “Caballeros”, hacerles una ruta o darles a conocer la feria, todo ello acompañado de esos pequeños placeres de la gastronomía que se llaman tapas.