Erase una vez un lugar por donde hace ya muchos años circulaba una vía de tren. Hoy este sitio lo ocupan personas en bicicleta, corriendo o simplemente andando que realizan ejercicio físico. Desde hace algunas semanas, también es un lugar que se ha llenado de magia; bienvenidos a “La Senda Mágica”.
En los últimos compases del verano, en un tramo de la Vía Verde que discurre por Écija, comenzaron a aparecer de la noche a la mañana unas pequeñas puertas de madera en la base de algunos árboles, a las que acompañaban algunas inscripciones.
Para algunos de los usuarios de esta zona al ver las pequeñas puertas, la memoria les llevó a una mítica serie de televisión que contaba las aventuras de un gnomo, y que tenía en un árbol la entrada a su hogar.
Según pasaban las semanas el número de puertas iba aumentando, y otros personajes aparecían en el lugar, pero nadie sabía a qué respondía o quién estaba detrás de todo esto.
Aún hoy son pocos los que conocen la identidad de los artífices de esta iniciativa, y ellos tampoco quieren darse mucho a conocer.
Desde Écijaweb hemos podido hablar y pasear con ellos a lo largo de lo que han dado en llamar “La Senda Mágica”.
Iniciativa particular
Un buen día, una ecijana que se encontraba en Asturias, tuvo una experiencia mágica “me perdí en medio de un bosque y todo era magia, todo eran: esculturas de magos, hadas, puertas y dije ¿por qué no hago yo esto en mi pueblo?”, así lo cuenta la joven que está detrás de esta iniciativa. La idea se la comenta a un chico y entre ambos comienzan a planificarlo.
A ambos le gusta la historia y les apasiona la mitología nórdica. Esto se nota en su trabajo. La mayoría de las puertas tienen una historia detrás y un personaje que la soporta. De este modo, está la puerta Merlín, la de Rasputín, la del conocido como el padre de la alquimia o la de Madame Blavasky. También hay lugar para personajes populares como “El Ratoncito Pérez”.

Retrocediendo de nuevo a los comienzos, la primera puerta fue una de las que requirió más tiempo, no por su complejidad, sino por las herramientas utilizadas “lo hice con el cincel”. Más tarde llegaría el pirógrafo y la experiencia, algo que les facilitó el trabajo.
Realizadas las primeras puertas había que buscar un sitio donde colocarlas, y el elegido fue el antiguo trazado del tren, la Vía Verde “es un sitio por el que pasa mucha gente haciendo deporte, y llevaba mucho tiempo que no lo habían vandalizado. Pensamos que aquí, también hay muchos árboles y hay mucho camino por delante”.
Una vez elegido el lugar, era el momento de comenzar la colocación de las puertas, y como desde el primer momento quisieron darle un halo de misterio, al principio lo hacían de noche.
El trabajo
La realización de una puerta sencilla les lleva un día, cuando tiene algo de más complejidad les ocupa tres o cuatro jornadas. A esto hay que sumar que tienen que compaginarlo con trabajos y estudios.
Para su realización utilizan materiales reciclados y elementos que se adapten al entorno.
Desperfectos
Prácticamente de forma paralela a la colocación de las primeras puertas, aparecieron los primeros desperfecto como resultado de actos vandálicos, algo que no se comprende, ya que son elementos decorativos que no hacen daño a nadie.
Esta situación está llevando a sus creadores al desánimo. Aunque tienen muchas ideas, el panorama que se encuentran cuando regresan a la senda, les hace planteárselo.
Es habitual encontrar escaleras rotas, elementos despegados o desaparecidos, y otros daños que suponen un trabajo extra; además de crear nuevos elementos, también tienen que arreglar.

Como una solución para minimizar daños, han comenzado a colocar las puertas un poco más alto.
Desde un primero momento sus creadores han pensado en esta iniciativa como una forma de darle un atractivo añadido a esta zona. Un lugar donde poder ir a pasear y a fantasear con historias mágicas, y sobre todo, un espacio para el disfrute colectivo, por eso desean “que la gente piense que esto es de todos”, y por ello es importante “que lo cuide todo el mundo”.
Historias bonitas
Afortunadamente en la mayoría de los casos los usuarios de este espacio son respetuosos con los elementos que componen La Senda Mágica. Para algunos de ellos esta iniciativa ha supuesto algo más, y se convierten en historias que finalmente llegan en forma de pequeñas recompensas a los creadores. “La señora que le duele la rodilla y no puede llegar hasta el final y por ver el último tablerito, hace lo que pueda”, o una niña que no quería salir de casa y tras descubrir la senda “le gustó tanto que ha sido su terapia”.
También alguno de los elementos que componen la senda han dado lugar a algunas anécdotas, como los sustos que ha provocado la figura del ánima del dios Harbard, al comienzo del camino.
La Senda Mágica
La senda discurre a lo largo de un tramo de casi dos kilómetros entre el paso elevado peatonal de la carretera de Palma del Río y la carretera de El Villar.
Desde la aparición de las puertas el lugar se ha convertido en destino de muchas familias que acuden con el objetivo de pasear y descubrir estos pequeños elementos, fotografiarse con ellos e incluso existe la posibilidad de conocer su historia a través del perfil de Instagram @sendamagicaecija.
La Senda Mágica es una iniciativa muy original, hacer que perdure está en las manos de todos.