ORACIÓN A LA PALABRA
Antítesis a un poema podemita…
Palabra nuestra que, desde el cielo,
sientes a estos tontos que te ofenden,
no sólo es a ti a quien sorprenden
estos carajotes de Podemos.
No son gilones, son más bien memos,
maestros sin par del desvarío,
filibusteros del albedrío
y el respeto, en fin, que nos debemos,
Contra toda fe o bien ajeno
usan de su rollo y poderío,
urdiendo ofensas y armando líos,
cual viles reptiles y tramposos.
Ya no se ocultan: ¡son poderosos!…
piensan que el Poder es su destino
y aceptan dineros de asesinos,
tiranos que aplastan a sus Pueblos
(de Venezuela, de cualquier parte,
desde el mismo Irán, a su rescate
llegan fondos envueltos en muerte,
con sogas que ahorcan inocentes,
con piedras que matan a mujeres…)
Yo no sé, Palabra, cómo hay seres
que emplean en Ti tanta mentira;
contigo responden -en su ira-
al Verbo que eres y dejaste…
Sin ti, Palabra, que te empeñaste
en darle a lo que es cordura un nombre
(“Diálogo fértil de los hombres”),
nunca habría habido ni un retoño
de Paz o de Bien o Democracia…
y el torpe Podemos, por desgracia
-lleno de complejos y bisoño-
hace tan mal uso de tu gracia,
que llega a ofenderte con un coño.
¡Mirad qué mentira enarbolaron!
¡Sentid qué torpeza cometieron!
¡Daos cuenta de cómo nos mintieron!
¡Ved la forma en que nos engañaron!…
¡Qué pena el respeto que perdieron
a tantos que un día los votaron!
¡Qué pena, Palabra, que te hirieron
y en tu herida ponen tanto empeño
que, al final, el Pueblo se desangra!
Si Todo, en el principio, fue el Verbo…
¿quién, así, violenta la Palabra?