Creo recordar que fue Lord Acton, un genio liberal, el que acuñó la archiconocida frase de “el poder absoluto, corrompe absolutamente”. Eso ocurrió en la Inglaterra del siglo XIX pero, como tantas cosas, ahora nos viene en España que ni pintado.
A Rajoy le han crecido los enanos, pero es que a Sánchez le va a pasar lo mismo y, si no, al tiempo. No niego que puede ser que los dos sean honrados pero, por lo que se ve, están rodeados de morralla; y si el primero no ha tenido la vista de sacudirse las garrapatas, antes de que todo esto se desmandara, Pedro Sánchez la ha metido hasta el corvejón, al generar una situación en la que sólo podría conseguir lo que quiere, con los apoyos de independentistas, xenófobos, filoterroristas, antimonárquicos, anticonstitucionalistas, republicanos asaltacalles, antisistemas y extremistas de izquierda. Mala perspectiva la de Sánchez: si echa a andar con esas muletas, está más vendío que el barco de arroz.
Pero es que además, como decía el inglés, el poder absoluto corrompe que no veas… y aquí no se salva ni el potito. Todos los partidos que han tenido ese tipo de poder en alguna de las comunidades y por el tiempo preciso, se han cubierto de gloria (por no decir de mierda, claro).
Dejando a un lado los partidos e Instituciones no implicadas en el proceso de censura iniciado y, si sólo consideramos a los dos grandes partidos implicados en la moción de censura, comprobamos que la mayor posibilidad que ambos tuvieron de ejercer el Poder absoluto, los corrompió en demasiadas ocasiones.
Está claro que el PP está obligado, al menos, a una moción de confianza. El problema surge de esa moción de censura que presenta el PSOE, basada en la corrupción de los populares. Según las cuentas, si los casos “estrellas” del PP (Bárcenas, Gürtel y Púnica) supusieron un despiste de 420 millones de euros; en Andalucía el PSOE –y eso me duele particularmente- sólo con los casos de los ERES y los Cursos de Formación, despistaron 3.200 millones. Quien piense que esto es poner el ventilador, lo ciega el sectarismo. Esta es la realidad, simplemente: todos están de mierda hasta el cuello.
Sin embargo- y a priori- tanto a Rajoy como a Sánchez, las considero personas honestas. Pienso que el problema radica en la permisividad que, durante años, han tenido todos los partidos políticos con muchos de los que designaron para gestionar sus parcelas de Poder. Por eso creo que, en la batalla que sostienen por ese Poder, la solución no es quitar a un partido corrupto, para poner a otro partido tan corrupto como el que estaba.
Visto lo visto, considero absolutamente necesario que, a medio plazo, los partidos políticos –tras analizar sus errores- emprendan una profunda regeneración ética y estética. Pero a corto plazo, ahora, tal como estamos, con la espada del Independentismo pendiente de nuestras cabezas y las hipoteticas opciones de apoyo para una moción de censura, sólo nos queda confiar en el sentido de Estado y, si no, en el sentido común que deberían de tener nuestros líderes, y optar por la convocatoria de unas Elecciones Generales inmediatas, para que sean los propios ciudadanos los que decidan el futuro de España.