Hace justo un año, con motivo de la entronización en el Barrio del Puente de la imagen de la Virgen del Carmen y su primera procesión fluvial, escribí un artículo en Ciberécija titulado “EL CURA Y EL RIO”, dedicado a Don Pedro José López Suárez, el cura párroco de San Gil, San Juan y Santa Ana -el Curadelpuente-, precursor de la idea.
http://www.ciberecija.com/el-cura-y-el-rio-por-francisco-j-fernandez-pro/
Mi artículo suscitó comentarios tan agudos, que tuve que responder echando mano a los Evangelios y acudiendo a frases tan contundentes para el Espíritu, como la de “No sólo de pan vive el Hombre”; o la que nos advierte de que “No todo el que dice: ¡Señor, Señor! entrará en el Reino de los Cielos”; o la que nos consuela, declarando “Bienaventurados a los pacíficos y a los que tienen hambre y sed de Justicia”; o la que nos reclama el respeto a la dignidad de los otros, pidiéndonos “Haz con los demás lo que quisieras que hicieran contigo”; y, para finalizar, aludía también a la extraordinaria iniciativa que Don Pedro José había tenido aquel día, con otra de las frases de Cristo: “Por sus frutos los conoceréis”
Ha transcurrido un año desde entonces y a nuestro alrededor ha pasado de todo. No obstante, Écija volvió a volcarse con la Virgen del Carmen y, en torno a su fiesta, incluso se recuperó por unos días la antigua Velá de Santa Ana. Sin embargo, esta semana que viene, Don Pedro José López Suárez –el Curadelpuente-, se nos marcha de Écija a un nuevo destino. Lo siento porque, objetivamente, considero que este cura -en algo más de un año-, ha hecho por nosotros lo que otros no supieron -o no quisieron- hacer en décadas.
Confieso que, personalmente, por muy lejos que se vaya, nunca abandonará mi memoria. Confieso que, como no fue un Hombre que quiso fingirse Cura, sino un Cura que era Hombre, yo (que soy un mal creyente con tantas dudas) aprendí más de sus actos –tan humanos como los míos- que de palabras que me sé casi de memoria… Es más: como Cura, me quedo hasta con esos errores de Hombre que supo convertir en actos de humildad.
Muchas veces olvidamos que un cura sólo es un Hombre dedicado a Dios a través del servicio permanente a los demás hombres; y que, como hombre que es, tiene sus luces y sus sombras: vive su propio ego, aplica su lógica y se conduce por el libre albedrío que Dios le otorga… y, por ello –como todos los demás hombres-, tiene sus aciertos y sus errores.
Todo esto, para rendirle mi particular homenaje y añadir, en este nuevo artículo, otras frases evangélicas que un cristiano nunca debería olvidar: “NO JUZGUEIS Y NO SERÉIS JUZGADOS”…”NO CONDENÉIS Y NO SERÉIS CONDENADOS”… “ANTES QUE LA PAJA EN EL OJO DE TU HERMANO, RETIRA LA VIGA DEL TUYO”
Ayer, sábado, celebramos un almuerzo homenaje a él; y hoy, -que celebrará su última misa en la Iglesia de San Gil- sólo espero de los que se llaman creyentes, la fidelidad a las enseñanzas de Cristo. Por mi parte, le agradezco, públicamente, a Pedro José su paso por mi Vida y por la de los míos, con unos versos de Gabriel y Galán que me conmovieron profundamente hace años y que el gran poeta extremeño escribió, no pensando en los curas, sino en todos y cada uno de los hombres que se afanan, cada día, por superarse y vivir la dignidad según su conciencia:
“…De luz y de sombra soy,
y quiero darme a las dos:
quiero dejar de mí, en pos,
robusta y santa semilla
de esto que tengo de arcilla
y de esto que tengo de Dios”
Gracias, Pedro, querido Amigo.