A pesar de la infinidad de asuntos que han surgido durante los últimos días, muchas veces me resulta muy difícil escribir un artículo… o, quizá, sea precisamente por eso.
La primera intención que tuve fue responder con uno de ellos, a las observaciones que me hizo un amigo sobre mi último romance, dedicado a la Reina del Carnaval. Mi amigo me preguntó cómo era posible que alguien que había pregonado tres carnavales y una feria taurina, hubiera pregonado también dos navidades y tres semanas santas. La cuestión que me planteaba, me ponía en bandeja un artículo sobre la necesaria tolerancia, el respeto a la libertad ajena, a la afición de cada cual y a la fe de cada uno.
Dos días después me informo de que, por enésima vez, las presiones de los complejos y los agravios de género, han podido con la razón más elemental y, en los reconocimientos que se hacen con motivo del Día de Andalucía, se han realizado dos distinciones, para diferenciar –claramente- lo que es un ciudadano ejemplar de lo que es una ciudadana ejemplar. Con lo fácil y lo justo –digo yo- que hubiera sido, precisamente por el bien de la igualdad, elegir como modelo de ciudadanía (hombre o mujer), a una sola persona ejemplar. Entonces, pensé en volver a incidir sobre esa estupidez endémica de nuestro siglo, que tiene como principio y fin, hacer patentes, con cosas como estas, precisamente las diferencias que se quieren combatir. Más decidí no volver a lo mismo, aunque sí es cierto que hasta me emocionó comprobar cómo -¡al fin!- se le hacía justicia a mi queridísimo amigo y colega, José Manuel Rojas Coronado, que tanto y tan bien ha trabajado durante más de cuarenta años por uno de los tesoros más preciado de nuestro Pueblo: su Salud y, lo que es más importante aún, su Educación para la Salud. Él ha ido más allá de una nómina -de una obligación profesional- y en muchísimas ocasiones, desinteresadamente, ha puesto su empeño en trabajar por todos los ecijanos.
En cuanto al panorama político nacional, está que berrea. Se advierten tantas puntadas (… y putadas también), que daría para un montón de artículos. La ambición, la inquina y la incongruencia de algunos no tienen límites. Conociendo los movimientos que se están produciendo en las distintas Comunidades, las intenciones de unos y de otros (que están cantadas) y previendo lo que se nos puede venir encima, mantener –aunque sea mínimamente- la posibilidad de un pacto contranátura entre los independentistas y republicanos (anticonstitucionalistas), los antisistemas nacional-socialistas de izquierdas (nazis) y los social-demócratas del PSOE, es joder la marrana porque sí –por pura inquina- y, con ello, atropellar a cualquier Razón que pueda servir con mayor eficacia al Bien Común de los españoles. Cosa ésta que, como persona vinculada más de veinte años a la Política, me extraña muchísimo en un partido histórico con la trayectoria del Partido Socialista, pero que veo absolutamente lógico en gente como la de Podemos, liderada por individuos de la calaña de Pablo Iglesia que, después de haber negado -por activa y pasiva- la financiación de su partido por parte de Venezuela (un Régimen con presos políticos) e Irán (éste, no sólo con presos políticos, sino también con apóstatas y homosexuales ahorcados y mujeres lapidadas), al demostrarse que ha mentido, no se le ocurre otra cosa que responder, en forma de sentencia intelectual que, para él, “la Politica es cabalgar sobre las contradicciones”… ¡y una mierda! En la Política, como en la vida, sobre las contradicciones sólo cabalgan los incoherentes: los manipuladores de la verdad, los trileros de la superchería.
En fin que, como les decía al principio, han surgido tantos asuntos que merecerían un artículo en profundidad, que lo mejor es no escribir nada.