El Viernes Santo comenzaba cuando aún no había finalizado la jornada de jueves, y lo hacía con la salida de la hermandad de las sombras y el silencio, la que consigue con su caminar lento pero constante que las calles recuperen su habitad natural; el de la oscuridad y la tranquilidad, pero con un halo que deja sentir que algo no es lo mismo, que hay algo distinto en el ambiente, que es, la “madrugá”. Y esa quietud y serenidad solo la proporcional la Hermandad del Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Nazareno Abrazado a la Cruz y Mª Santísima de la Amargura, la conocida como “El Silencio”.
Entre las sombras de una inmejorable noche, la hermandad hacía su salida de la Parroquia Mayor de Santa Cruz, para realizar su estación de penitencia durante las primeras horas del Viernes Santo.
Con las últimas horas de la noche, y las primeras de la mañana, la Hermandad de San Juan, volvía a concentrar en su coqueta plaza a los madrugadores y trasnochadores, que podían ver como este año, el marco habitual, el de todos los Viernes Santos, no era el mismo, ya que la torre, la majestuosa torres barroca de San Juan, lucía un revestimiento de andamios que van a conseguir que en años posteriores luzca más hermosa que nunca. La hermandad a conseguido realizar esta año su estación de penitencia al completo, después de que en 2009 tuviera que volver con urgencia a su templo por lluvia.
Tras su regreso al templo a mediodía de la hermandad de San Juan, las calles de Écija ya no recuperaron la normalidad hasta bien entrada la noche. Visitas a las iglesias, Vía Crucis y reuniones familiares hicieron de la ciudad un hervidero de personas que iban de un lado a otro, y todo esto sirvió de puente hasta las 19.30h, momento en el que las tres hermandades que realizaban estación de penitencia salían a la calle.
La primera en pasar por Carrera Oficial fue la Hermandad de Jesús sin Soga, cuyo templo se encuentra en el inicio de la misma. Esta hermandad se caracteriza por la seriedad de su estación de penitencia, así como la utilización de elementos no habituales entre los que destaca principalmente que sus hermanos portan cruces en lugar de cirios.
Al otro lado de la plaza, en la Parroquia de Santa María, las puertas del templo se abrían para dar paso la Sagrada Mortaja, hermandad que se ha visto obligada a trasladarse a esta iglesia por el mal estado en el que se encuentra su sede canónica, el Oratorio San Felipe Neri. La Sagrada Mortaja, como cada año, despierta el interés de los viandantes, ya que al igual que Jesús sin Soga, su estación de penitencia, y sobre todo los elementos que utilizan, marcan diferencias con el resto de hermandades que procesional en la ciudad.
Por último, desde el barrio de la Merced, se acerca parte de la historia de los últimos quinientos años de la ciudad, la Muy Antigua y Fervorosa Hermandad de Ntra. Señora de la Piedad y Santísimo Cristo de la Exaltación en la Cruz “La Merced”, que un año más volvió a dejar hermosas imágenes, principalmente en su segunda parte del recorrido, cuando la hermandad penetra en las calles de su barrio.