La tarde cofrade del Jueves Santo no se prolongó hasta primeras horas del viernes como era de esperar, y es que la lluvia, una vez más, quiso estar presente en la semana mayor ecijana, y sorprendía con las primeras luces del día a la hermandad más madrugadora de todas, la de San Juan, la cual se vio obligada a regresar a su Templo cuando apenas había dado comienzo su estación de penitencia; por su parte el Silencio concluyó su recorrido, no sin verse sorprendido en algún momento por una llovizna.
Como si de un suave aroma que impregna los lugares por donde pasa se tratase, el murmullo se ha ido disipando al paso de la hermandad que inaugura la “madrugá” ecijana, la del “abrazao”, la Hermandad del Silencio, la cual después de dos años sin realizar su estación de penitencia, ha abierto las puertas de la Parroquia Mayor de Santa Cruz en los primeros instantes de un nuevo día.
El Silencio
La multitud que esperaba en la Plaza de Ntra. Sra. del Valle a ver salir la Nuestro Padre Jesús Abrazado a la Cruz y María Santísima de la Amargura, guardaba un respetable silencio que acompañaría a la hermandad a lo largo de todo su recorrido.
San Juan
Cuando la luz del alba aún no había hecho acto de presencia, las puertas de la Iglesia de San Juan se abrían para dar paso a la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno, que aún después de la incertidumbre de los ya famosos partes meteorológicos, decidía realizar estación de penitencia, aunque esta duraría poco al verse sorprendidos por una intensa lluvia cuando la Cruz de Guía se encontraba al inicio de la Carrera Oficial, momento en el que se decidió regresar al Templo.