Rafael Rebollar, lleva esperando más de diez meses para conocer los resultados del Instituto de Toxicología de Sevilla, que determinen si el ADN recogido el pasado mes de febrero, del cadáver del que podría ser su tío por parte paterna, determina si existo o no, esta vinculación familiar que le podría hacer beneficiario de una herencia millonaria.
El 20 de febrero de 2009, a petición de un Juzgado de Sevilla, en el cementerio de Écija se llevo a cabo la exhumación de los restos de un hombre fallecido hace 15 años, y que podría esclarecer a través de su ADN, si Rafael Rebollar, es hijo de un rico ecijano que falleció hace 4 años sin reconocer en ningún momento su paternidad.
Los restos recogidos, concretamente una tibia y unos dientes, fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Sevilla, donde también tuvo que acudir Rafael Rebollar, para intentar encontrar una filiación entre las partes, pero, según el abogado de Rebollar, Fernando Osuna, los resultados aun no se conocen, lo que está haciendo que en este proceso “cada trámite en este larguísimo y complejo proceso es eterno, así se pondrá en más de 7 años sin haber conseguido la Sentencia sobre la filiación que se pretende”.
Y esto es solo el primer paso, ya que si se confirmara la vinculación familiar entre las partes, habría como dar comienzo a un nuevo proceso, ahora para reclamar la herencia del presunto padre de Rafael Rebollar, la cual se encuentra en poder de la que podría ser su hermana, quien fue declarada en rebeldía, tras no presentarse en el pleito.
Se estima que la herencia que se encuentra en el trasfondo de este asunto, podría ascender a 12 millones de euros, que estaría compuesto por “una valiosa finca rústica en las proximidades de ÉCIJA, 2 pisos en Sevilla, otros 2 pisos en MATALASCAÑAS, y varias cuentas corrientes” según los datos recabados por la defensa, aunque también sospechan “que haya más patrimonio, pero puede ser que esté oculto”.
Los restos que fueron exhumados pertenecían al que podría ser el tío biológico de Rafael Rebollar, ya que el cuerpo del presunto padre fue incinerado tras su fallecimiento hace cuatro años.
El presunto padre era un labrador con muchas tierras, gran capital, se negó a reconocerlo como hijo y a ayudarle económicamente, por lo que tampoco lo incluyó en ninguno de los cinco testamentos que hizo desde el 1993 al 2001.
Según la defensa Rafael “nació fruto de las relaciones habidas entre el que fue su padre y una persona que trabajaba para él en su casa”.
