Pasadas las 13.00h del Viernes Santo hacía su entrada en la Iglesia de San Juan la Virgen de las Misericordias dando por concluida la madrugá ecijana que había comenzado trece horas antes con la salida de la Hermandad de “El Silencio” en los primeros instantes del día.
A las doce de la noche, y con la sobriedad que la caracteriza, la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno Abrazado a la Cruz y Nuestra Señora de la Amargura, abría las puertas de la Iglesia de Santa Cruz ante una plaza, la de Ntra. Sra. del Valle, repleta de ecijanos que empezaban a vivir una de las noches más emotivas del año.
La madrugá ecijana también tiene ciertos retazos del Jueves Santo con la entrada en sus templos de sus correspondientes templos, esto provoca que las idas y venidas por la ciudad sean constantes, en algunos casos hasta las seis de la mañana, momento en el que comenzaba su Estación de Penitencia la Hermandad de San Juan.
Con una noche aún cerrada, las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Ntra. Señora de las Misericordias iniciaban su transitar por unas calles ecijanas que poco tiempo después veían amanecer un nuevo día.
Rozando el mediodía una multitud se concentraba en la plaza de San Juan para estar presente en la entrada de la hermandad que da por finalizada la madrugá ecijana y abre una intensa jornada de Viernes Santo.
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