-¡El verano ya llegó, ya llegó, ya llegó, y la fiesta comenzó, comenzó, comenzó! .Hiló la canción mi queridísima del quinto.
-¡El verano ya está aquí para hacerte feliz .Llénalo de colores, de sueños y amor! Hilé en una contigüidad musical.
Es tiempo de luz, de brillo, de salidas, de terrazas, de paseos, de baños, de amor…Y así como aquel que en primavera cantaba al apego ahora llega el verano, las vacaciones de los niños, el adiós al curso y a esperar las sofocantes tardes y sobre todo a las noches sin dormir. Pero a pesar de ello y dentro del masoquismo puro de los ecijanos ¡que nos gusta este tiempo!, por lo menos a mí y es que estamos acostumbrados, o eso decimos, quizás no. Ese calor es nuestra esencia y nuestra marca identificativa, nuestro Sol.
-¿El sol? ¿Ha leído lo de Forbes?
-Si…mmm.
-La revista americana ha publicado un artículo en el que ridiculiza a nuestro Ejecutivo por la ocurrencia de “poner un impuesto al sol” ante la falta de ideas para reducir el déficit eléctrico ¡Ya nos vale! , como dice la revista: “parece que los miembros del Gobierno se quedaron sin ideas, miraron al cielo un día y pensaron “¡Ya lo tengo! ¡Pongamos un impuesto al sol!”. Aisss, cuanto ingenio, un día de estos reventamos.
Dice un amigo de Tarifa que los ecijanos estamos como el caballero “Don Solano”, “asolanaos” y claro en esas fíjense, me pilla preguntándome, ¿quién viene a llamar a la puerta, el del levantito? (Es un autentico pirata del viento) .
– ¡Amigo del buen tiempo, múdese con el viento! Me señaló en su ramalazo populoso.
Dice que en este Valle aprieta Lorenzo ¡que no veas! y que nos tiene atemperados, es decir, en su idioma: que nosotros lo llevamos bien, que hoy subida de grados y mañana seguro que más, pero que los que vienen de fuera lo ven como el atractivo que tiene la ciudad del sol entre el jadeo de la sombra soñada que en calles nadie conoce si existe.
Según Lázaro Carreter, todo lo que decimos cuando hablamos, puede decirse de otra manera por lo menos una vez y claro con esas, cada vez que puedo, le rebato la parrafada con el modismo de que en ¡Écija van a caer chuzos de punta en pleno agosto y que en Tarifa van a construir molinos a pilas!
-“¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo!”.Dijo riendo
-¿Pero cómo es eso?
-¿Eso? Eso es mi efecto mariposa. Verano, calor, sombra, agua, gazpacho, siesta…
-¡Tate que lista! ¿Y lo del caballo de Shakespeare?
-Solo precedentes literarios. El caballo, la batalla perdida, el rey Ricardo III… ¿se acuerda?
“Por falta de un clavo se perdió una herradura,
por falta de una herradura, se perdió un caballo,
por falta de un caballo, se perdió una batalla,
por falta de una batalla, se perdió un reino.
Y todo, por falta de un clavo de herradura”.
-Claro que sí amiga. Señalé en un mar de lio gramatical que había derivado del sol, de la sombra, del viento, del caballo y el descanso.
-En fin que este año nada de color. Está claro no pago por nada más. Aquí nos quedaremos blancas como el “culete” de mi Maquita. Dijo sonriendo
-¿El Sol? ¡Qué despropósito! En fin, arree Rocinante.
“No es posible, señor mío, sino que estas yerbas dan testimonio de que por aquí cerca debe de estar alguna fuente o arroyo que estas yerbas humedece, y, así, será bien que vamos un poco más adelante, que ya toparemos donde podamos mitigar esta terrible sed que nos fatiga, que sin duda causa mayor pena que el hambre”(Sancho Panza)
Hoy me marcho y lo hago al pairo de las letras de mi Sancho y además bebiendo un vaso de leche, ¡qué horror! blanca e impoluta como mi vecina, vamos y ¡como yo! que no he pillado aún un rayo de sol, por aquello de que vaya que ahora tenga que pagar también por sentarme en mi solárium (por cómo vamos seguro que llega el día). Las voy a ver venir desde la parte trasera del trapecio por aquello de que dijo William Shakespeare: “Si dos cabalgan en un caballo, uno debe ir detrás”. Esperaré a ver qué pasa con el sol a expensas de que algún día pueda ver lo que oculta la otra cara de la luna. Adiós Queridos.
Besos.
María del Valle Pardal-Castilla