Eran aproximadamente las siete de la mañana del miércoles 4 de marzo, cuando las últimas monjas de la orden de las Carmelitas Descalzas, conocidas como «Las Teresas», abandonaban el convento de San José, el lugar que han ocupado durante más de tres siglos y medio.
La marcha de «Las Teresas» era una noticia que se conocía desde mediados del mes pasado, solo hacía falta concretar el momento exacto elegido para que las últimas cinco monjas que aún residían en el convento dejaran la ciudad. Una marcha que nada ha tenido que ver con la de otras comunidades que en el último año también han dejado de estar presentes en Écija, caso de las Filipensas y las Marroquíes.
El adiós de «Las Teresas» no está exento de polémica. La comunidad se han marchado de Écija y con ella también se han llevado los bienes muebles del convento, un edificio que está calificado como Bien de Interés Cultural, algo que podría suponer una ilegalidad, por ello se ha solicitado un informe judicial para intentar conocer si la protección del inmueble también abarca a sus bienes muebles, entre los que se encuentran numerosas obras de arte.
La monjas que han dejado este miércoles Écija tienen como nuevo destino Tarragona y Valencia, mientras que los enseres que acogía el convento de San José se han repartido por distintas localidades andaluzas.
En mayo de 1634 se aprobaba la fundación en Écija de un convento de las Carmelitas Descalzas. El libro fundacional de la orden se firmó en 1638, y su primera ubicación se localizaba en las inmediaciones de la Iglesia de Santa Cruz. No sería hasta 1643 cuando esta orden se trasladara a la hasta ahora su residencia en Écija, el Palacio de los Condes de Palma, el convento de San José «Las Teresas», edificio que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1931.
