El Ayuntamiento de Cañada Rosal, junto con la Asociación de Amigos 27 de Agosto, han acordado aplazar la fiesta colonial de los huevos pintados, debido a las previsiones meteorológica que desaconsejan su celebración el 31 de marzo, Domingo de Resurrección, tal y como es tradicional.
La de los huevos pintados es una fiesta que desarrolla en gran parte en las calles del centro de la localidad carrosaleña durante el Domingo de Resurrección. En la Plaza de Santa Ana y sus alrededores, se desarrollan una serie de actividades, se exponen los huevos que han pintado pequeños y mayores, y se organiza una convivencia para vecinos y visitantes, en torno a un mercado colonial benéfico.
Debido a las previsiones meteorológicas para el domingo, tanto el ayuntamiento como la asociación organizadora, han tomado la decisión de aplazarlo al domingo 7 de abril.
Tradición
La tradición de los huevos pintados en Cañada Rosal se remonta hasta los inicios de la localidad en el siglo XVIII. Según recoge la historia, los primeros colonos procedentes de Alemania, Francia, Suiza, Italia, Austria y Bélgica, llegaron en el verano de 1769, y con ellos sus costumbres, entre ellas la de tintar huevos el domingo de resurrección.
Desde sus inicios esta costumbre se desarrollaba en el entorno familiar, hay que remontarse hasta finales de los años ochenta del pasado siglo para hacerla más visible y popularizarla, algo que se consiguió gracias a la Asociación de Amigos “27 de agosto”, que decide organizar una fiesta en torno a esta tradición.
La Plaza de Santa Ana, en pleno centro de Cañada Rosal, acoge la Fiesta Colonial de los Huevos Pintados, uno de las fiestas más esperadas de la localidad y una de sus señas de identidad. Pero esta fiesta es algo más, es una oportunidad que tienen los carrosaleños para reencontrarse con sus raíces, la cuales se localizan en países centroeuropeos, ya que Cañada Rosal fue la última de las nuevas poblaciones que conformaban el proyecto de inmigración repoblación de Carlos III con colonos del centro de Europa.