Como un “problema de límites” y no “conflicto” calificaba el párroco de Santa María en un escrito dirigido al Arzobispado de Sevilla, las diferencias que surgieron entre las parroquias de Santa María y Santiago tras la construcción de la barriada Beato Francisco de Díaz –hoy San Francisco de Écija- hace ahora 50 años.
Según una investigación realizada por Juan Méndez Varo, la demarcación parroquial de Écija que se realizó en 1911, en la que se reducía de seis a cuatro las parroquias de la ciudad, provocó un “problema de límites” a mediados del siglo pasado, cuando sobre los terrenos que ocupaba la antigua estación de ferrocarril y en sus inmediaciones, se construyó la conocida como barriada de “Pinichi”.
Recoge Méndez Varo que debido a este nuevo barrio, el cual se situaba sobre dos límites parroquiales, medio centenar de casas quedaría emplazadas en la parroquia de Santa María, y el resto en la de Santiago.
La solución llegó desde el Arzobispado, desde el cual se decretó en 1967 la constitución de una nueva parroquia, la de Nuestra Señora del Carmen “desmembrada de las de Santa María, Santa Cruz y Santiago” asignándose a esta nueva parroquia la barriada de “Pinichi” al completo.

Pero la solución dada desde Sevilla no concluiría con las diferencias entre parroquias, y surge un nuevo conflicto: la Plaza de Toros, el popular “coso de Pinichi”, donde existe una capilla, y cuya parroquia tiene derecho a tres entradas de oficio: una para el párroco, otra para el sacristán y la tercera para el monaguillo.
En un principio el coso se enmarcó en la demarcación de El Carmen, pero el párroco de Santiago consiguió que finalmente se incluyera en su collación, y por tanto convertirse en beneficiarios de las entradas, es en este punto donde Juan Méndez Varo se pregunta, si fue este, y no otro, “el origen de este nuevo problema de límites parroquiales”.
El documento integro resultante de la investigación de Juan Méndez Varo se puede leer en la sección “La firma de…”.