La tarde del Jueves Santo no pudo ser mejor, todos los factores preveían que fuese, como así fue, una tarde inolvidable, con todas las hermandades en la calle y con vida en las calles de Écija hasta altas horas de la madrugada y en muchos casos hasta el amanecer; la ciudad se prepara para la noche y la madrugá.
Las dos hermandades del jueves salían a la calle con un fin principal, visitar sus respectivos barrios; el Confalón el barrio de Cañato y la Sangre el de San Agustín, donde, tanto en un caso como en el otro, les espera su gente, esa que año tras año está ahí y con su cariño los lleva en volandas.
El primero en llega su barrio fue el Stmo. Cristo de la Sangre, que hacía la entrada por la calle Salto en dirección a su segundo templo, la calle Zamorano y desde ahí entrar directamente al barrio de los gitanos. Son innumerables las muestras de afecto y devoción que este barrio se expresa hacia su hermandad, y una de las formas más populares de expresarla es a través de saetas que suenan una tras otra a lo largo de la calle y por todo el barrio de San Agustín.
Por su parte el “Cristo Moreno” el del Confalón, llegaba a Cañato cuando aun día se resistía a marcharse. Allí, el cielo se transformo del azul del atardecer en un arco iris de pétalos de rosas que eran lanzados desde balcones y azoteas.
La noche comenzaba cuando la primera de las hermandades llegaba a la Plaza de España “El Salón”, la de Confalón, y el paso de Azotes y Columna, comenzaba a dejarse ver desde Santa Bárbara, entre el arbolado de la plaza, al fondo, un sonido repetitivo se acerca por la Avd. Miguel de Cervantes, son los “¡vivas!” de los portadores de la imagen del Stmo. Cristo del Confalón, el cual recibe a su llegada a la entrada de Tribuna, un poema recitado por un personaje anónimo, que consigue que se produzca un silencio en su entorno. Y tras él, Ntra. Sra. de la Esperanza.
Mientras tanto el Cristo de la Sangre y la Virgen de los Dolores, comienzan a hacer su entrada por Puerta Cerrada, desde la calle Carreras en dirección al centro, donde les espera una de sus novedades este año. Motivado por las obras que se están realizando en el edificio del Ayuntamiento, la hermandad se ve obligada a hacer su paso frente a la fallada del edificio consistorial, lo que deja una de las imágenes novedosas de esta 2010.
Las calles de Écija están a rebosar de gente que se encamina de un lado a otro, el Confalón ha pasado por la calle Zayas, mientras que las luces de la Plaza de Ntra. Sra. del Valle se apagan y dejan paso a la hermandad del Silencio que como todos los años hace su salida a la medianoche. A pocos metros, a la entrada de la calle Santa Cruz, ya espera la Cruz de Guía de la Sangre, que tendrá que aguardar hasta que el Abrazado a la Cruz y la Virgen de la Misericordia, salgan de la Parroquia Mayor. Y así una, dos y hasta tres hermandades se dan cita en las calles de Écija, convirtiendo la noche en la más cofrade.