Llegándose Navidad,
igual que en años pasados,
quiero dejar por escrito
las cosas que he deseado:
Llegándose Navidad,
igual que en años pasados,
quiero dejar por escrito
las cosas que he deseado:
La parrafada que la ministro Celáa lanzó sobre los derechos de los padres a la educación de sus hijos, me da en las narices que sólo pretendía una pose de marcada progresía buscando aliados a la desesperada; y la cosa es grave, aunque después haya querido parchear un poco, más aún después de lo que estamos aprendiendo en Cataluña sobre la importancia de la Educación y lo fácil que resulta manipularla.
Hoy, los españoles, volvemos a repetir elecciones. Estoy tan cansado de escribir sobre ellas que, en esta ocasión, casi no lo hice. Me limité a recordar un antiguo artículo en el que reflexionaba sobre mi candidato ideal: una utopía.
Para las elecciones municipales de hace algo más de cuatro años, escribí un artículo titulado “Mi Candidato”. En él intentaba determinar -tras mis veinte años de activismo político- las cualidades que, según entendía, debían adornar a un buen Candidato, a un verdadero líder.