Rafael Rodríguez: La estación de tren de mi ciudad
La que tiene echadas cuentas de los billetes de ida que se vendieron en su ventanilla, y que actualmente alberga otros inquilinos, desvencijada, aún se mantiene en pié como exigiendo al tiempo, el saldo deudor en números de todos aquellos que no sacaron billete de vuelta. ¡Menudo saldo negativo! ¿Cuántos se fueron y no volvieron? Cientos verdad.