Estaba equivocado con Susana Díaz. Lo reconozco. Con Susana Díaz y con Ciudadanos.
Hace unos meses afirmé que Susana me parecía más ratona que leona y me equivoqué. Susana Díaz le ha enseñado los dientes a su Secretario General y le ha demostrado, con su firmeza, que no está de acuerdo con la política de pactos que ha iniciado Pedro Sánchez con la extrema izquierda y los ultranacionalistas. Me alegro de haberme equivocado.
No obstante, aunque el acuerdo firmado con Ciudadanos desbloquea su investidura sin tener que recurrir a ese tipo de pactos contra natura, he de reconocer que también me equivoqué sobre las hipotéticas virtudes de Ciudadanos. No sé por qué, había supuesto que los de André Rivera aquí, en Andalucía, serían bastante más exigentes en sus reivindicaciones sobre la necesaria limpieza en la Clase Política.
Pactar con Susana Díaz sin que ésta no haya expulsado todavía a Manolo Chaves y firmar un acuerdo de investidura, sin ni siquiera concretar el compromiso para la creación de una verdadera Comisión de Investigación Parlamentaria, que llegue hasta las últimas consecuencias de la movida que han tenido montada en la Junta y pueda desenmascarar, desde el primero al último, a ese montón de jetas del PSOE y de la UGT que, durante años, han estado robándonos a los andaluces y disfrutando de juergas (léase, literalmente, comilonas, drogas y putas) pagadas con los fondos para el desempleo y la formación de los que no tenían ni siquiera para boquerones, es una incoherencia total después de lo que han estado predicando.
Confieso que las perspectivas que me había creado con Ciudadanos se me han derrumbado. Salvando las distancias, ahora los vislumbro casi de la misma forma que a todos los que, en España, están pactando con grupos extremistas y proterroristas, a fin de conseguir desbancar a otros grupos democráticos o intentar acceder, bajo cuerda, a una pequeña parcela de poder. Quien huele a mierda, es porque anda con ella.
El tiempo da, quita razones y pone a cada uno en su sitio. Lo importante es que siempre nos enseña. Al final, los hechos demuestran que sólo se salvan los del PP –posiblemente, porque no tienen a nadie con quien pactar- y esta Susana Díaz que yo creía ratona… y me equivocaba.
