Esta moda que trata de implantarse por Cataluña, las Baleares y el País Vasco, de soltar a niñatos sin principios ni educación ni bosales, contra la gente que nos visita para disfrutar en paz y compartir con nosotros todo lo bueno que España puede ofrecerle, no es sino una consecuencia tristísima, pero muy directa, de la realidad en que nos desenvolvemos y que muchos no quieren ver ni corregir.
Estos gamberros -cuya mayoría no han dado un palo al agua en su vida- son los hijos de quienes son y han mamado lo que han mamado. Por eso, si aún alguien dudaba que las masas de descerebrados que se mueven por nuestro entorno con el marchamo de “antisistemas” o “independentistas” son, en realidad, verdaderas manadas de fieras -cuya única razón para ponerse de acuerdo y organizarse ha sido siempre la de reventar el Sistema Democrático por el que nos regimos el conjunto de los ciudadanos-, si alguien lo dudaba, repito, sólo necesitará echarle un vistazo a estos cachorros que se mueven con el único argumento –según dicen- de que, para construir lo que ellos quieren, hay que destruir todo lo construido y lo que quieren los demás.
Pero no nos rasguemos las vestiduras, éste es el principio que movió siempre a la Revolución del proletariado, que propugnaba la lucha de clases y la toma de poder por los “trabajadores” con la exclusión y eliminación –por cualquier medio- de los demás sectores de población no afines… y, aunque ya se ha quedado antiquísima y completamente superada, los que no leen, no piensan y/o son amamantados en la doctrina, van al molino como borrico. Eso explica, por ejemplo, que en estas acciones pudiéramos ver símbolos tan desfasados y superados, de corte dictatorial-fascista, como los de la hoz y el martillo.
Pero lo peor es que esta caterva -¡tan joven, con tanto que aprender y disfrutar!- no se da cuenta de que la Revolución que pretende es la misma que ha tiranizado a Rusia durante un siglo, que hoy mantiene a Venezuela en un profundo caos y está resquebrajando su Democracia; y la misma –también- que, parte de aquel nefasto invento que se llamó “Frente Popular”, intentó imponer por su cuenta para suplantar a la II República.
Confiemos en los resortes de nuestra Democracia y en que la vida haya cambiado tanto, como para no volver a repetir la historia.
Por lo pronto, los cachorros de estas fieras, siguen con los mismos modos.