Creo en el justo cabreo de la gente y creo que, para que se acabe el cabreo, todo esto tiene que cambiar de forma radical. Un cambio que tiene que pasar porque unos se vayan (algunos a la cárcel directamente) y otros lleguen.
Sólo hay un camino para recuperar la confianza de los ciudadanos: el de la ética más rigurosa (y eso significa, tirar de razón, de justicia y de coherencia). Pero si hay algo que tengo meridianamente claro, es que las medidas correctoras que han de imponerse, se deben sostener sobre la razón y nunca tirando de testiculina (por mucho que, a bote pronto, se nos apetezca). Por tanto, creo que cualquier medida correctora, deberá ser razonable, posible y, sobre todo, de una claridad meridiana para el Pueblo.
Pero hay algo, también fundamental, la coherencia. Para nada sirven las promesas de medidas, las propuestas de soluciones, si resulta que, después, quien propone todo esto, no es coherente en su comportamiento.
El PP, el PSOE, IU, UGT, CC OO, CiU,… todos ellos y todos los que estaban antes de ahora, lo primero que tienen que hacer, para volver ser creíbles, es levantar sus alfombras y darle un buen barrido a la casa. Lo segundo, pedir perdón por sus cuotas de responsabilidad en tantas putadas: los corruptos, por lo que se han llevado; los soberbios, por poner tantas veces las manos en el fuego por los corruptos y no saber pedir ni cuentas ni perdón; y los imbéciles, por haber fichado a los corruptos, por no haberlos vigilado, por desparramar la mierda con el tú-más de los cojones y por no tener ni la humildad, ni el sentido común, de intentar –con todos los demás partidos políticos del arco democrático- unos acuerdos inmediatos y contundentes contra la corrupción.
No podemos extrañarnos de que un fenómeno como PODEMOS haya surgido con tanta fuerza. No nos equivoquemos: no ha salido de La nada. Ha salido de la idiotez de tanto inepto y del justo cabreo de tanta gente… y eso es lo malo. Cada día, estoy más convencido de que a un invento así, surgido –de sopetón- desde la neura y la rabia, siempre le faltará la razón, la justicia y la coherencia a la que nos referimos.
De hecho, les confieso que, después de tantos años en la política municipalista -y conociendo su importancia en el día a día de los ciudadanos-, no puedo entender que una formación como PODEMOS, que declara que -sobre todo- desea la gestión directa de esos ciudadanos en todas las decisiones que les afecten, eviten presentarse a las Elecciones Municipales, cuando los Ayuntamientos son los que más directamente gestionan esos problemas (sus barrios, sus pueblos, sus comarcas,…) Para más inri, aseveran en su programa que “los políticos que tenemos desconocen los problemas de los ciudadanos” Pues no sé cómo van a llegar a conocerlos ellos, si renuncian a estar al pie del cañón: en los tajos, en las calles, en los parques, en los colegios y en las plazas de los pueblos. Perdónenme, pero yo esto lo considero una monumental incoherencia y sólo se me ocurren tres posibles motivos:
1º. Que Pablo Iglesias no se puede presentar como alcalde en todos los pueblos de España.
2º. Que no tengan gente suficientemente capacitada para gobernar en los municipios. Si sus porcentajes cayeran en las municipales, todo se les iría al garete… o
3º. Que, carezcan de programa factible y cuando tengan que plantear en los pueblos sus medidas, se les note demasiado la incongruencia; pues una cosa es convencer a un indignado para que use su voto y manifieste con él su cabreo, y otra, bien distinta, es hacer que ese vecino -que conoce lo que pasa en su pueblo-, se la “trague doblada” cuando se le prometa el oro y el moro, sabiendo que -en su pueblo- ni hay oro, ni hay moro. A fin de cuentas, la gente no es tonta y sabe –y también los líderes de Podemos- que una cosa es predicar y otra dar trigo.
Francisco Fernández-Pro