Agzo y Agza, en la caverna, se arrebujaban cuerpo contra cuerpo para combatir la helada.
-¡¡Uffff!!… ¡¡Cuánto frío hacer!!… –acertó a decir el hombre en la tiritera.
– Nosotros estar en las glaciaciones… – señaló la mujer.
– ¡Yo tener frío!…-siguió quejándose Agzo-… ¡Yo tener hambre!.
– ¡Hay que buscar comida!…
– ¿Y quién buscar?… Los bichos estar de mala leche desde que no ver verde… ¡Hasta el diplodocus tirar bocados!…
– Uno tener que salir a buscar carne, el otro quedar y guardar cueva –propuso Agza.
– ¿Quién salir?… –preguntó, mosqueadillo el hombre, viéndosela venir.
– Yo salir – respondió la mujer convencida, ante la sorpresa del hombre.
– ¡Vale!… ¡Vale!… ¡Yo quedar guardando cueva! – exclamó alborozado Agzo.
– Sí, tú quedar –asintió la mujer-… y recoger leña, limpiar suelo, mantener fuego ardiendo, hacer comida, curtir pieles,…
– ¡Parar, parar, parar!… – protestó Agzo -… ¡Eso ser de los dos!
– No. Ya no ser de los dos. Antes vivir al aire libre– razonó Agza -, y no tener que vigilar cueva para que no entrar bichos. Ahora uno quedar vigilando y otro salir de caza. Para matar tiranosauro ser necesario valor, fuerza, velocidad,… Salir el más valiente: yo.
– ¿¿Qué decir, mujer??… ¡Yo ser más valiente que tú! – saltó el hombre, herido en su amor propio (que es el más primitivo de sus amores).
– Jajajajaaja…. ¡Eso ser lo que tú creer! – se burló Agza.
– ¿Que no?… ¿Qué apostar tú?… – retó Agzo.
– Yo apostar piedra mayor de cueva – ofreció Agza -. El que demostrar ser más valiente, más fuerte, más veloz, salir a cazar y descansar en piedra mayor. El que no ser valiente preparar comida, mantener fuego y guardar cueva.
– ¡Yo ser más valiente!… ¡Yo tener más fuerza!… ¡Yo ser más rápido! – reivindicó Agzo.
– Tú lo que querer es que Agza quede en cueva – comenzó la mujer -. Pero Agza no ser tonta.
– Agza no ser tonta, pero Agzo ser más fuerte, más valiente –insistió el hombre.
La mujer calló por un momento y bajó la mirada. Después, bajando la voz dijo:
– Agza comprender que Agzo tener razón y ceder… porque Agza sabe que Agzo siempre fue más valiente, más fuerte y más rápido… Ve tú, hombre, que yo quedar a guardar cueva y hacer comida a mi hombre.
– ¡Sí, mujer!… ¡Yo ir!… Tú quedar y guardar mi cueva.
– ¡Ve, hombre fuerte!… ¡Tú ser héroe de Agza!… ¡Tu ser el más valiente!… ¡Tú ser el más rápido!… Yo, mujer débil, cuidar cueva…
Agzo salió de la caverna con el orgullo a punto de explotarle.
Al ver la amplísima sonrisa de la mujer, el hombre pensó, “¡Agza admirar a Agzo!…
Agza pensaba: “¡Menos mal que las cosas que sobresalir de Agzo ser su verga y su orgullo!…”
Desde aquel día, los hombres cazamos dinosaurios.
Francisco Fernández-Pro