Vivo en un silencio expectante. Los disparates se van amontonando demasiado deprisa y a mí siempre me ha gustado tomarme mi tiempo para realizar el análisis más objetivo posible, pero, sintiéndolo mucho, este último invento de los indultos, no puedo dejarlo pasar.
Una vez que los jueces se han manifestado -que son los que entienden de estos asuntos-, el empecinamiento -a la contra- de los miembros de nuestro Gobierno (la mayoría infinitamente menos preparados que los jueces y la minoría también), no me deja otra opción que tomar la pluma, echar mano de la lógica y la razón más elemental e intentar aplicar las normas básicas del Pensamiento para hallar respuestas a mis dudas.
Partimos del hecho de que el Indulto es un beneficio penitenciario que exige, legal y forzosamente, el arrepentimiento del reo y el cumplimiento de una parte determinada de la pena. Aparte de estos requisitos, se recomienda tener presente el dictamen –a favor y no en contra– de la Fiscalía y de los jueces (sobre todo, el del Tribunal que hubiera sentenciado el caso) Pues bien, a día de hoy, nada de lo anterior se cumple en los posibles beneficiarios de estos indultos y, no sólo eso, sino que el informe de los jueces es contrario por unanimidad. Por tanto, preguntas que se me ocurren a bote pronto:
Si esta gente no cumple los requisitos exigidos por la Ley, ¿por qué se considera la posibilidad de estos indultos?
Si, tanto fiscales como jueces, se oponen a ellos ¿por qué no se consideran sus informes?
Si los reos ya han manifestado, públicamente, su intención de volver a crear el clima de crispación y enfrentamiento, repitiendo los actos por los que fueron condenados en su día, ¿por qué se les indulta, ofreciéndoles la oportunidad de volver a incumplir la Ley con actuaciones, que ya fueron juzgadas y condenadas?
Los beneficiados por estos indultos, son los que organizaron los actos violentos del llamado “Procés”, utilizaron su poder para evitar las actuaciones de las Fuerzas del Orden y malversaron fondos públicos para enfrentarse contra el Estado y liderar grupos como los CDR y todos sus satélites. Por tanto, está claro que estos indultos no responden a un beneficio para la Comunidad (más bien, todo lo contrario: ya que liberarán y animarán a los extremistas y antisistemas catalanes más violentos). Aparte de esto, supondrán un agravio para la inmensa mayoría de los españoles que, durante aquellos días, vimos amenazada la convivencia en paz, la unidad territorial y el derecho constitucional que tenemos, como ciudadanos, a decidir sobre todo lo que compete a la unidad de España.
Pero si estamos comprobando lo improcedente de estos indultos, ¿por qué el empeño de concederlos contra toda razón?, ¿quién o quienes se benefician de sus concesiones?
Todos sabemos que el asunto de fondo es el apoyo que los independentistas catalanes están dando al Gobierno de Pedro Sánchez. O sea: el Gobierno concederá los indultos a cambio de mantener los privilegios de su Poder… y a eso, se le llama COHECHO que -literalmente- es “el delito cometido por una autoridad que acepta o exige un regalo a cambio de realizar (o impedir) un acto, aprovechándose de este modo de su cargo para conseguir un beneficio personal.” ¿Alguien no quiere verlo?
Además, hay otro concepto a tener en cuenta: PREVARICACIÓN que, según la RAE, es “el acto que comete la autoridad, el juez o el funcionario público que toma medidas o dicta resoluciones injustas a sabiendas que lo son. Supone un abuso de autoridad o extralimitación en el ejercicio de sus funciones y es necesario que exista “dolo”, esto es, voluntad deliberada y con conocimiento de que se comete un delito (algo así como que te advierta un Tribunal Superior de Justicia de que te estás pasando siete pueblos y tú sigas como el que oye llover)”.
Cada vez tengo más claro que el Gobierno está formado pandilla con lo más granado de las familias catalanas y, cada día, les abulta más el trabuco en bandolera y la faca en la faja. Pero con todo, lo peor es que, para poder mantenerse en sus poltronas, este (des)Gobierno está rozando la locura del Cohecho, la Prevaricación y la injusticia de unos Indultos a delincuentes reincidentes; y, para poder hacerlo, no tienen más remedio que lanzarse -con frenético afán de uñas y dientes- a enterrar bocabajo a Monstesquieu, evitándole, así, la mínima posibilidad de que pueda desenterrarse para llegar a tiempo de rescatarnos antes de que se perpetre este atraco a nuestra Constitución y a nuestra Democracia.