Comenzó la pesca: ya lo dije el domingo pasado. Llevamos toda la semana con la televisión y los periódicos llenos de sonrisas y hermosas promesas; titulares y manifestaciones a todos los niveles, que deberíamos analizar, aunque sea muy brevemente:
En Grecia, como estaba previsto, ganó el partido que prometió no pagar su deuda y, por eso, mandó de gira por Europa a un tío listo de mucha labia, a ver si tragábamos… Pero Grecia le debe a España 26.000 millones de euros y, haciendo la cuenta de la vieja (que ya dije que es la que mejor me sale), si según el INE hay 46.464.100 españoles, lo que Grecia le debe a cada españolito son unos 560 euros del ala. O sea, que a mi Unidad Familiar -que somos seis-, los griegos nos deben 3.360 euros: casi lo que me cuesta mantener al niño en Sevilla… así que a ver ¿quién coño le perdona a Grecia mi dinero, con lo difícil que está conseguir una beca por falta de recursos? Sólo espero que no haya ningún político en España que se deje hacer un griego.
El asunto de Marinaleda está más cerquita, pero sangra lo mismo. Esta semana salió Bustamante, el Secretario General de IU en Écija, hablando de las cuentas del agua, del encarecimiento del servicio y de lo que dijo o no dijo el Alcalde en el Consorcio. Pero, por desgracia, no le oí nada sobre la deuda de más de un millón de euros que ha contraído Marinaleda con nuestro Consorcio, porque Gordillo no paga el agua, pues para él es un bien fundamental que no debe costar más de 10 ó 15 euros por familia. Resultado: que los ecijanos, con el dinero que no tenemos, estamos costeando la Utopía de Marinaleda… ¡tiene coxones la cosa! (así, en mejicano, que suena más revolucionario)
Pues nada, por mucha atención que presté, Bustamante no dijo ni mú sobre este asunto: protestó porque la gestión es malísima, pero ni nombró por asomo la trampa de elefantes que nos puso su compadrote de filas (por seguir con el mejicano) Pero, amigo mío, digo yo que una cosa es asaltar mercadonas a lo robinjú y otra, muy distinta, es meterse en nuestros bolsillos a lo pernales.
Por tanto, lo tengo claro: en estas Elecciones que se aproximan, necesito políticos que no sólo sean honrados, sino que no hablen tanto y actúen con más coherencia; exijo políticos que no hagan tantas promesas sublimes y sepan afrontar los problemas del cada día; que se fijen menos en la paja de los otros y se dediquen más a talar sus propias vigas; que defiendan, con uñas y dientes, esos dineros que son nuestros y que se van por las cañerías, mientras nos quejamos de que no tenemos para nada.
Yo quiero en España al político que le diga a Grecia que ni mijita y que le exija que me pague lo que me debe; y quiero en mi Ayuntamiento al político que le exija a Gordillo exactamente lo mismo… y – ¿por qué no, si soy andalucista?- yo quiero también en Écija al político que, de una puñetera vez, con el dinero que hayamos podido rescatar de tanto jeta, tenga el detalle de cambiar esa Blanquiverde –roída, raída, harapienta y menesterosa- que ondea en nuestro Parque de Andalucía, como un pingajo de lo que fue un día; porque, quizá, empezar por respetar a la Bandera de nuestra Tierra -y, con ello, la lucha que mantuvo y el Espíritu Humanista y reivindicativo que la inspiró-, es la mejor manera para un político de empezar a defender nuestros intereses y de demostrar que la intención que le trae, no es otra que la de servir de verdad a nuestra gente.
Francisco Fernández-Pro