Me cuesta un mogollón. Tengo un compromiso con mi amigo Víctor Garrido, para escribir un artículo cada domingo para Ecijaweb… y confieso que hay veces que me cuesta un mogollón; y no es por falta de temas, sino todo lo contrario: por exceso de asuntos que habría que tratar reflexivamente y que se nos escapan de entre los dedos, sin haber podido digerirlos ni unos minutos siquiera, porque inmediatamente surge otro de igual o mayor calado aún.
Esta semana ha sido la repera: desde las barbaridades cometidas por los yihadistas en África y Oriente Medio, contra las personas y los bienes culturales de un montón de civilizaciones y la injustificable permisividad –por omisión, por falta de reacción- de los países llamados “civilizados” y “defensores de los Derechos Humanos”, hasta la definitiva y completa bajada de pantalones del Gobierno griego ante Europa, el asesinato en Rusia del líder de la Oposición a manos de quien todo el mundo sabe y nadie quiere nombrar o la detención del Alcalde de Caracas por el Régimen bananero de los chavistas… ya maduros.
¿Cuántas injusticias, cuántas barbaridades más, tendrán que soportar tantos inocentes? ¿Por qué se inventan tantas excusas para intervenir en países en los que los Derechos Humanos son mucho menos violentados que en estos otros y en estos otros no se hace nada?
A nivel local, ya se sabe: El Picadero y las Teresas. Si en el Picadero, todo es cuestión de paciencia, voluntad y seguir escarbando, en las Teresas la cosa cambia. En las Teresas –querido Sancho- hemos topado con la Iglesia… y no sólo con la Iglesia (que ojalá sólo fuera la Iglesia); las cosas se pintan regulares, si no cambiamos de actitudes y decidimos –de una puñetera vez- que el Bien Común, debe prevalecer sobre intereses particulares, errores tontos y posturas soberbias de mantenella y no enmendalla.
¿Cuándo nos daremos cuenta que todo se consigue más fácilmente, sentándonos en una mesa, dialogando como personas civilizadas y construyendo, entre todos, lo que a todos debe beneficiar?
En cuanto a nuestra Comunidad, nada más comenzar la Campaña Electoral, me dio la risa tonta. Cuando los políticos empiezan la pesca, todo se repite con la precisión de lo aprendido secularmente. No se les cae la sonrisa de la boca, se patean las calles como nunca, les faltan brazos para coger a los niños, aliento para besar a vecinasdelquinto, tiempo para acudir a todos los pueblos e imaginación para prometer infinidad de cosas que se les ocurren ahora, cuando unos llevan toda una vida pudiendo haber hecho lo que ahora nos prometen y nunca las hicieron, y otros ocultan sistemáticamente el cómo conseguirán realizar lo que prometen (y me sigo temiendo –por mucho que se me enfaden- que es porque no tienen ni pajolera idea de cómo hacerlo)
En definitiva: el compromiso que adquirí con Víctor está cumplido con estas líneas; el que tengo con mi propia conciencia humanista, lo seguiré manteniendo y, aunque no sirva para nada, seguiré predicando en los desiertos. Por otro lado, el que tengo con Écija y su Patrimonio, también lo mantengo y estaré en el tajo –según convenga- unas veces de quijote y otras de bombero;… que igual que hay veces que es necesario arremeter contra gigantes (por muy feroces que nos parezcan), otras muchas el entendimiento nos aconseja que es mejor apagar fuegos y evitar humos.
Eso sí, en cuanto a mi compromiso ciudadano con las Elecciones Andaluzas 2015, ahí sí he de confesar que lo tengo crudo; porque sé que, siendo un compromiso, debo responderle debidamente; pero es que lo pienso sólo un poquito -con una mijita de lógica- y lo único que siento, de verdad, son unas incontenibles ganas de echarme a llorar.
Francisco Fernández-Pro
