Lo siento, pero sigo sin comprender este juego de las desigualdades. Cada vez que se acerca un “Día de (la mujer, el hombre, el orgullo gay…)”, me pregunto cómo los organizadores de tales jornadas, no se dan cuenta de que el hecho mismo de concretar una fecha especial para exaltar una condición del individuo, distingue la naturaleza de esa condición de forma especial, hace apología de ella y, por tanto, exalta la desigualdad de dicho individuo con respecto a cualquier otro cuya naturaleza sea de condición contraria.
Si lo que pretendemos es que todas las personas seamos iguales, lo peor que podemos hacer es resaltar la parte de nuestra naturaleza o de nuestra condición personal que nos distingue y nos hace distintos a los demás (ser mujer u hombre; blanco o negro; homosexual o heterosexual,…l)
Si tenemos derecho a nuestra dignidad por el simple hecho de ser persona, ¿por qué tratamos de que nuestra dignidad sobresalga por ser persona-mujer o persona-varón o persona-blanca o persona-negra o persona-homosexual o persona-heterosexual?
Creo que, en este asunto, nos está pasando casi lo mismo que con en el lenguaje sexista o no sexista: de pura paranoia y disparate, estamos haciendo el ridículo más espantoso y, lo que es peor, asneando a nuestros hijos y a muchos ciudadanos de buena voluntad, que no tuvieron la oportunidad de aprender las normas gramaticales. Por la economía del lenguaje, para el buen uso del Idioma, los artículos son masculinos, femeninos y neutros, siendo estos últimos los que conceden la igualdad, los que nos definen a todos sin distinción… y, precisamente, son estos últimos -los que no distingue los géneros-, los que estos listos quieren desterrar para defender la Igualdad en el lenguaje (¡jódete!)
¿En qué piensa tanto lumbrera? Igual que nos enseñaron que el neutro establece una igualdad entre géneros, nunca podremos superar la conciencia de nuestras desigualdades mientras no impere la lógica de nuestra Naturaleza neutra como individuos mancomunados e iguales ante la Ley; porque ya va siendo hora de que nos demos cuenta de que lo importante debe ser nuestra Naturaleza como Personas, sin más condicionantes, ni géneros, ni apellidos.