La candidatura del Paisaje del Olivar Andaluz como Patrimonio Mundial de la UNESCO que se promueve desde la Diputación de Jaén pero integra a otras instituciones y entidades de varias provincias andaluzas, tiene entre sus elementos principales para defender la propuesta la importancia de las exportaciones de aceite de oliva desde la época romana, donde Écija, la antigua Astigi, tiene un posicionamiento importante como centro de producción y exportación a todo el imperio romano.
Écija forma parte de esta candidatura como uno de los diez ítem de valoración histórica que la componen, concretamente el referente a Astigi-Bajo Genil, Alfares olearios para el comercio el comercio de la Bética romana.
El punto de partida sobre de la vinculación de Andalucía con el olivar a lo largo de la historia comenzará en una alfarería romana que se localiza junto al río Genil, a escasos kilómetros del casco urbano de Écija, el yacimiento de Las Delicias.
En esta alfarería se vienen realizado trabajos arqueológicos desde 1996, y en ellos colaboran las universidades de Sevilla y Montpelier (Francia). Durante este tiempo se ha podido documentar las dimensiones y estructura de este edificio, así como realizar una trazabilidad de todo el proceso: la fabricación de las ánforas, el envasado del aceite de oliva, el transporte y el destino, prácticamente desde los inicios del Imperio Romano hasta el siglo III d.C.
Durante la investigación se ha podido conocer gracias a los sellos que identificaban las ánforas que el aceite de oliva que se envasaba en esta alfarería de Astigi llegó al Norte de Inglaterra, Suiza, Alemania, Egipto y Roma, entre otros lugares, esto evidencia la importancia del aceite de oliva, y por consiguiente del olivar ya en época romana.
El estado de conservación, la localización, el fácil acceso y que es la mejor documentada de las de más de un centenar de alfarerías que se localizan entre el bajo Genil y la desembocadura en el Guadalquivir, hacen del yacimiento de Las Delicias, que se encuentra en el término municipal de Écija, un elemento destacado dentro de esta candidatura para conocer el comercio del aceite de oliva.
Por otro lado Écija también aporta a la candidatura unas instalaciones en el Museo Histórico Municipal “que se convertiría en un centro de interpretación del patrimonio mundial”, según señalaba el arqueólogo municipal, Sergio García-Dils, quien destaca lo que esto puede significar para la ciudad “es un salto cualitativo en cuanto a la representatividad de la instalaciones del museo, entraríamos de lleno a tener ese protagonismo dentro del conjunto de bienes matriculados como Patrimonio Mundial”.
El trabajo para conseguir que el paisaje del olivar sea declarado como Patrimonio Mundial comenzó hace algunos años. Durante este tiempo se detectaron una serie de deficiencias como la continuidad histórica –donde entra Écija-, algo que servirá para diferencia la propuesta andaluza.
En estos momento la candidatura se encuentra en su última fase, en manos del Ministerio de Cultura, quien tendrá que elevar la propuesta a la UNESCO.