La travesía del desierto ha finalizado para el Carnaval de Écija tras la vuelta del espíritu de esta fiesta al teatro, ya que de otras actividades de carnaval como el desfile nunca se fue; prueba de ello ha sido que año tras año la cifra de participantes ha aumentado.
Pero al carnaval ecijano le faltaba reencontrarse con noches como la vivida este sábado en el Teatro Municipal, con un público que lo llenaba gracias a la llamada de varios grupos locales –hasta seis- que han preparado repertorio de coplas este año, y que han interactuado con el público, sin límites de tiempo controlados por un jurado y con la única misión de vivir el carnaval.
Este resurgir de la fiesta pre-cuaresmal se debe solo a los carnavaleros, esos que han aguantado año tras año con más o menos seguimiento; los que han mantenido la ilusión de recuperar parte de lo que en su día fue el carnaval en la ciudad, y que poco a poco han conseguido ir contagiando a más gente que se ha ido implicando y que hoy forman parte de esos siete grupos –seis más una callejera- que se han organizado para cantar, pasarlo bien y amenizar la fiesta.
Pero al carnaval Écija aún le falta esa parte crítica e irónica en torno a asuntos locales que años atrás hacían que las coplillas fuesen esperadas durante largo tiempo para conocer de qué forma se iban a tratar ese año los problemas más cercanos. Aunque ese momento aún no ha llegado -han sido casi nulas las referencias a problemas o curiosidades de la ciudad o a la política local- el camino que se está siguiendo parece ser el correcto para que el Carnaval de Écija comience una nueva y satisfactoria etapa.