Aquellos que dicen que el carnaval en Écija esta en horas bajas, se equivoca, y no sabe cuanto. El carnaval ecijano ha dado un giro radical, de una fiesta centrada en un concurso de agrupaciones a un carnaval que inunda las calles ecijanas durante un gran desfile. Y prueba de ello son las miles de personas que no se acobardaron ante una mala tarde y se han equipado con su disfraz para tomar las calles, antes o después, eso da igual, lo importante es que han hecho de una tarde gris, un maravilloso arco iris carnavalesco.
En un principio la tarde se presentaba incierta, algunas gotas hacían pensar que el desfile no se iba a desarrollar con normalidad, pero el tiempo ha dado una tregua y ha permitido que el pueblo disfrute de una fiesta que cada vez llega a más adeptos, en las calles ya que el concurso de agrupaciones ya hace algunos años que no despierta interés, quizás sea el momento de replantear la fiesta, de potenciar la calle y en especial el desfile y dejar descansar la agrupaciones carnavalescas, que como se ha podido ver este año, brillan por su ausencia en la ciudad.
Cuando la fiesta se retomó, allá por la segunda parte de los ochenta, el atractivo de la misma se centro principalmente en las murgas –ya que entonces no se diferenciaba entre comparsa o chirigota- que hicieron que la ciudad llegará a contar con hasta una veintena de estas, incluso “ilegales”, que se resistían a un protocolo de actuación. Pero este número fue descendiendo a medida que el certamen de agrupaciones se iba transformando. Primero con fases clasificatorias con el único premio de volver a actuar en la noche del sábado, la más multitudinaria. Después se instauraron los premios, y más tarde se creo un concurso de agrupaciones abierto al resto de la comunidad autónoma, y paralelamente fueron desapareciendo las agrupaciones locales, y con ellas la critica local, los “palos” a los políticos y a su gestión; los guiños a las damas y a la reina del carnaval; los piropos a Écija.
Pero como no hay mal que por bien no venga, el carnaval ecijano ha resurgido de sus cenizas, lejos de tantos formalismos, no en vano esta fiesta se encuentra al otro extremo de lo formal, y ahora es el pueblo el que ha querido hacerlo suyo, recuperarlo, y prueba de ello son los miles de personas, mayores y pequeños, que han llenado las calles de la ciudad con sus disfraces.
Este año los piratas han sido los triunfadores, claramente influenciados por las aventuras del Capitán Jack Sparrow, pero también se han podido ver disfraces de animales, payasos y personajes famosos, entre los que podemos destacar a un grupo que han adoptado la forma de “trancas y barrancas”, las hormigas del programa de televisión “El Hormiguero”. Por último cabe destacar el buen hacer de un aficionado a los disfraces, que cada año sorprende con su indumentaria y que en esta ocasión se disfrazaba de calendario de Fray Leopoldo.