Aunque la situación sanitaria vinculada a la pandemia por COVID-19 no impidió que una tradición como la de los huevos pintados o huevos tintados de Cañada Rosal se pausara. Por su parte la fiesta en torno a esta seña de identidad no se pudo realizar, algo que se ha recuperado el Domingo de Resurrección de 2022.
La tradición de los huevos pintados en Cañada Rosal se remonta hasta los inicios de la localidad en el siglo XVIII. Según recoge la historia, los primeros colonos procedentes de Alemania, Francia, Suiza, Italia, Austria y Bélgica, llegaron en el verano de 1769, y con ellos sus costumbres, entre ellas la de tintar huevos el domingo de resurrección.
Desde sus inicios esta costumbre se desarrollaba en el entorno familiar, hay que remontarse hasta finales de los años ochenta del pasado siglo para hacerla más visible y popularizarla, algo que se consiguió gracias a la Asociación de Amigos “27 de agosto”, que decide organizar una fiesta en torno a esta tradición.
Desde entonces la Plaza de Santa Ana, en pleno centro de Cañada Rosal, acoge la Fiesta Colonial de los Huevos Pintados, uno de las fiestas más esperadas de la localidad y una de sus señas de identidad.
Pero esta fiesta es algo más, es una oportunidad que tienen los carrosaleños para reencontrarse con sus raíces, la cuales se localizan en países centroeuropeos, ya que Cañada Rosal fue la última de las nuevas poblaciones que conformaban el proyecto de inmigración repoblación de Carlos III con colonos del centro de Europa.
Estos nuevos vecinos trajeron con ellos sus costumbres, gastronomía y su forma de vestir, y todo ello tiene cabida en esta fiesta donde, además de pintar y exponer huevos, también se organiza un mercado colonial donde se puede degustar gastronomía tradicional como salchichas al estilo alemán, gazpacho de habas, potaje colono o dulces como los gañotes, bizcochos, pestiños o alemanes, además de poder contemplar vestimentas de la época.
Paralelamente a esta fiesta del Domingo de Resurrección, la tradición está muy presente en las familias y centros educativos de Cañada Rosal, donde se realizan actividades relacionadas con esta costumbre y se pintan huevos, unos 600 este año, de los que se exponen los mejores trabajos.
Este año también se ha organizado una exposición de huevos pintados gigantes que han decorado artistas locales, en plena calle Arrecife, que ha servido como tarjeta de bienvenida para los vecinos y visitantes.
Talleres infantiles, tiro con arco, juegos tradicionales y el reparto de más de 2.000 huevos, han completado una jornada festiva en constate evolución en Cañada Rosal.