Hoy en día la sociedad avanza muy rápidamente y gracias a las nuevas tecnologías podemos disfrutar de muchas cosas impensables hace unas décadas. Internet es un habitante más en nuestras casas y si un día no pudiéramos tenerlo nos sentiríamos huérfanos de una de nuestras herramientas más útil pero a la vez más peligrosa.
Cualquier persona que utilice con cabeza esta herramienta puede aprovechar sus ventajas: conversaciones con familiares y amigos, televisiones internacionales, aprender de todos los artículos y páginas de interés, estar al día de todas las noticias e incluso cocinar con arte. Todo es posible por medio de un click, es un mundo sin límites pero también oscuro.
Conociendo todo lo que acarrea Internet en esta ocasión quiero centrarme en uno de los peores problemas de la sociedad: las redes sociales.
Facebook, Twitter e Instagram son medios importantes e imprescindibles para el mundo en el que vivimos, donde poder estar en contacto con todas las personas queridas, exponer nuestras ideas y emociones.
La semana pasada Víctor Barrio, torero de profesión, falleció en el ruedo y hubo personas que “afilaron sus armas” despotricando, alegrándose de la muerte de un ser humano y riéndose de sus familiares. Me parece vergonzoso este comportamiento de los “amantes de los animales”, esto no se puede tolerar. No voy a entrar en el debate si tauromaquia sí o no, solamente hay que decir que la tauromaquia hoy en día en España es legal y esta persona estaba ejerciendo su profesión.
¿Libertad de expresión? Hay límites en esa “libertad de expresión”, no entiendo cómo puede haber criaturas con forma humana que tengan esos sentimientos, esa maldad. Hay personas que llegan a límites insospechables ironizando en este asunto, nadie es más “amante de los animales” por alegrarse de la muerte de un ser humano. Pienso, o quiero pensar, que son unos cuantos locos desaliñados con ganas de bronca y que buscan su minuto de gloria. Yo siempre digo que los derechos de una persona terminan cuando empiezan los del otro, así que tenemos que saber dónde está el límite, ya no solamente de la legalidad sino el límite moral que muchos desconocen.
Algo que podría ser una herramienta de debate, una herramienta positiva, se convierte en todo lo contrario. La crueldad en las redes sociales es inmensurable y todo porque es muy fácil escribir y no decirlo a la cara, porque es muy fácil crear perfiles falsos y criticar, humillar y alegrarse de la muerte de un ser humano.
En este caso concreto, desde mi punto de vista, se está llevando a cabo incitaciones al odio tipificado en el código penal, concretamente en el artículo 510. ¿Cómo es posible que algunas personas actúen así en países civilizados?
Con la actual legislación se puede condenar a cualquier indecente que se atreva a utilizar las redes sociales inadecuadamente pero el problema que tenemos en España es que no hay medios suficientes para enfrentarnos a este gran mundo virtual, hay que fortalecer la brigada de investigación tecnológica.
Tenemos que hacer un ejercicio de responsabilidad de lo que decimos y saber que nos observan y nuestras palabras pueden ser utilizadas y difundidas en nuestra contra. También tiene parte de responsabilidad las grandes compañías de redes sociales que deberían bloquear y eliminar las cuentas que vierten basura ofensiva para la convivencia de un Estado de Derecho.
Como esta herramienta tiene su parte positiva en estos días salen a la luz mensajes de apoyo a la familia, personas que aunque no estén de acuerdo con estos festejos son razonables y sensatas ante un drama humano porque aquí no hay que entrar en el debate de tauromaquia sí o no.
Debate, comenta, escribe siempre tu opinión, para eso estamos en un Estado de Democrático, pero siempre con respeto y educación.
Alejandro Álvarez