La Asociación Amigos de Écija acaba de otorgar una de sus Menciones a la Hermandad de La Piedad por promover la magnífica intervención de restauración de la imagen del Santísimo Cristo de la Exaltación en la Cruz, una joya del manierismo ecijano de 1597 tallada por el escultor ecijano Miguel de Vilches. Y precisamente ecijano es Agustín Martín de Soto, uno de los encargados de estos trabajos de restauración a través de GRS “Conservación y Restauración”, taller del que forma parte.
Dentro de la serie de entrevistas que venimos realizando a las personas y entidades que recibirán una de las menciones de Amigos de Écija, y por la que ya han pasado Marina Martín Ojeda, Ceferino Aguilera y Rosa Siria (hija de Antonio Siria), ahora es el turno de Agustín Martín de Soto, quien profundiza en detalles sobre su formación, actividad y sobre esta intervención.
¿Cómo terminas abriendo una empresa de restauración?
Desde muy pequeño me sentía atraído por las artes, especialmente por la imaginería religiosa. Hice el bachillerato artístico en el instituto San Fulgencio y la licenciatura en Bellas Artes en la Universidad de Sevilla, especializándome en Conservación y Restauración. A eso hay que unir mi vinculación con la Iglesia y con el mundo de las Hermandades desde muy niño. Al terminar los estudios, junto a mi compañero Antonio Gamero Osuna, decidimos formar un grupo de trabajo y abrimos nuestro estudio en 2007. En la actualidad ambos trabajamos como conservadores-restauradores de la Archidiócesis de Sevilla, aparte de continuar juntos las labores de restauraciones en nuestro propio taller. Allí atendemos esculturas policromadas, pinturas sobre lienzos y retablos; pero también hemos podido realizar pinturas murales, sobre tablas y sobre cobre… restos arqueológicos, portadas de piedra, entre otros.
Trabajos en Écija
¿Qué trabajos has realizado en nuestra ciudad?
Antonio y yo hemos podido intervenir la Virgen de la Concepción de mi Hermandad del Amor, los dos titulares de la Hermandad de la Yedra, las Imágenes de María Auxiliadora del Carmen y de la Merced, a Ntro. Padre Jesús Sin Soga, el Cristo de la Vera-Cruz de San Francisco… Además hay que destacar el Retablo de Ánimas de la Parroquia de Santiago y los dos retablos laterales de la Capilla Sacramental de Santa Bárbara, recientemente bendecidos para acoger a las Imágenes titulares de Jesús Sin Soga, y piezas pequeñas y cuadros para varias parroquias.
Luego, fuera del ámbito religioso y aparte de obras para particulares, la portada de piedra del Palacio de Alcántara, así como las pinturas murales romanas aparecidas en el yacimiento arqueológico de Plaza de Armas. Además, formé parte de la dirección facultativa de la primera fase de restauración del Palacio de Peñaflor, en la que compartí y aprendí muchísimo de los técnicos municipales que llevaron a cabo aquel complejo proyecto y a los cuales les estaré siempre agradecido. La verdad que me siento un afortunado por haber podido intervenir muchas obras de mi ciudad y no perder nunca la vinculación con mis raíces, a las que me encuentro muy apegado. Me siento muy valorado y siento el cariño de mi gente.
La Hermandad de la Piedad se pone en contacto con vosotros. ¿Ellos ya conocían vuestro trabajo?
Si, la Hermandad conocía nuestro trabajo y nos conocíamos personalmente. Nos llamaron para estudiar la Imagen, ya que presentaba un estado de conservación muy deficiente. Preparamos el proyecto y fue presentado y aprobado por la Junta de Andalucía, que concedió una subvención para parte de la restauración. Esta intervención era un anhelo de la hermandad. Ha sido un proyecto muy interesante, un reto complejo pero muy gratificante.
Cristo de la Exaltación
El Cristo de la Exaltación, fue tallado por Miguel de Vilches, un ecijano. ¿Qué noticias habéis encontrado en el proceso de documentación de la Imagen?
La investigación histórica asociada a este proyecto la han llevado a cabo nuestros compañeros Beatriz Laguillo y César Suárez, ordenando la bibliografía existente y poniendo en valor el contrato de la ejecución de la obra, así como los documentos de pagos. Tras el estudio conocemos algunas obras ornamentales que Vilches ejecutó en nuestra ciudad, pero creo que aún hay mucho por investigar y conocer sobre este autor. En la búsqueda también ha aparecido documentación sobre pagos al orfebre que ejecuta las preciosas potencias de plata en el siglo XVIII.
Sabemos que Ricardo Comas ya le hizo una restauración en 1992. ¿Desde entonces el estado de la obra ha empeorado o esa restauración no fue efectiva?
Hay que contextualizar. A la intervención de los años 90 la llamaría reparación. Y no es que fuera o no efectiva, si no que se limitaron ha reparar una serie de daños que presentaba la imagen para que pudiera seguir cumpliendo su función de recibir culto dignamente. Esta intervención, que se llevó a cabo quizás con técnicas artesanales y poco científicas, hay que situarla en su tiempo y en la conciencia del momento. Pero se pueden sacar cosas positivas y otras no tan acertadas. Es cierto que no fue muy profunda ya que se limitó a reparar las roturas de los ensambles de los brazos, en la que se introdujo gran cantidad de clavos. Y luego, retoques bastante extendidos en la policromía para resanar los defectos así como la aplicación de una pátina para entonar la imagen.
No pensamos que los problemas principales que presentaba el Cristo sean ocasionados por esta intervención, sino más bien por la historia material de la imagen, de los materiales que la conforman y los cambios continuos a los que se ven sometidos. Y sobre todo, lo que más le afectaba era la presencia estética ya que había sufrido una repolicromía -muy probablemente en el siglo XVIII-, que empezaba a transparentarse en algunos lugares. Además de la oxidación de las capas superficiales como barnices y pátinas artificiales. Luego hay que destacar, que también se veía afectada por su uso cultual. Todas estas patologías nos obligaban a intervenir la obra para devolverla a su estabilidad y a una presencia estética adecuada para volver a cumplir la función para la que fue creada.
Imágenes que procesionan
¿Cómo afecta a una imagen de esta antigüedad, precisamente, el hecho de procesionar e incluso exponerse a inclemencias meteorológicas adversas?
A todas las obras les afectan los cambios, sean nuevas o antiguas. No son piezas de museo que estén sometidas a controles exhaustivos y tampoco se encuentran expuestas en condiciones ideales, por lo tanto van a sufrir. Pero es algo con lo que contamos, al igual que sus autores lo tienen en cuenta a la hora de su ejecución. Además las obras de imaginería están realizadas con madera, que es un soporte que se va adaptando a su entorno con la humedad y temperatura del ambiente en el que se encuentre. Son muchos los factores que influyen, pero hay que mimarlas y así se lleva haciendo toda la vida. Y desde un tiempo a esta parte con el asesoramiento de profesionales de la conservación del patrimonio.
Hemos visto en restauraciones de otras imágenes, sobre todo de crucificados, que la diferencia en los tonos de la piel o la disminución de sangre, es notable entre el antes y el después. Imagino que es una cuestión sensible…
Es cierto que en el colectivo social se tienen muy presentes los cambios radicales de las imágenes. La “comidilla” suele ser el cambio de las policromías: “me lo han cambiado”, “mi cristo no era así”… Pero la apariencia no siempre era la que tenía que ser, o el aspecto al que estábamos acostumbrados no era el original de la obra. El recuerdo que tienes de la imagen, tal y como te gustaba, es muy personal y de una memoria reciente… cuando la imagen puede tener 300 o 400 años de antigüedad. Sí es verdad que los imagineros han modificado de manera caprichosa en muchas ocasiones, pero eso se cuida mucho ahora. Cuando me he tenido que enfrentar a decisiones muy comprometidas por cambios estéticos importantes busco el consenso con los responsables, propietarios y distintos expertos, para tomar una decisión que beneficie sobre todo a la obra. Es complejo, pero hay que hacerlo. En el caso del Cristo de la Exaltación, se tuvo que tomar la difícil determinación de eliminar una repolicromía del siglo XVIII porque ya no estaba en buenas condiciones de conservación. Tras muchos estudios se vio que la policromía original estaba en buenas condiciones para poder sacarla a la luz. Fue complejo y costoso materialmente, pero ha merecido la pena.
Proyectos
¿Cuáles son los próximos proyectos que tenéis a la vista?
En estos días vamos a emprender uno de los proyectos más importantes que hemos tenido: la restauración integral del retablo mayor de la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Sevilla, una obra cumbre de Pedro Roldán. Además estamos planificando posibles intervenciones en Écija, lo que me tienen muy ilusionado y esperanzado de poder seguir contribuyendo a la conservación de nuestro rico patrimonio.