La transformación agrícola que se ha llevado a cabo en las inmediaciones del cementerio municipal paralelamente al camino de La Barranca, han provocado modificaciones en el cauce natural de las aguas pluviales que bajan desde las laderas. Esto a su vez provocó el pasado 15 de septiembre numerosos problemas en la zona tras una tormenta que dejó unos 35 litros por metro cuadrado en poco más de 40 minutos.
Ese día se vieron afectadas explotaciones agrícolas y ganaderas, los caminos y la carretera de acceso al cementerio municipal se convirtió en el cauce de las aguas transformándose en un auténtico río. Todo esto ha provocado un gran número de daños y desde hace poco más de una semana se está trabajando para evitar otro episodio similar ahora que llega la época de lluvia.
Según señalan desde el Gobierno local, el origen de estos problemas está en el cambio de cultivo que se ha llevado a cabo en algunas fincas de la zona “con las transformaciones que se han producido de cultivo herbáceos a leñoso, todas las aguas pluviales que en su día iban por los torrentes y los veneros de agua tradicionales han quedado eliminados por estas transformaciones”, como destacaba el delegado de Gestión del Espacio Urbano, Sergio Gómez, quien añadía que “todo el agua de la zona de la ladera vino sobre el camino, reventó el camino y todo el tramo hacia el cementerio y toda la zona hacia arriba, en el entronque con La Sevillana provocó diversos daños a todas las explotaciones que hay aguas abajo”.
Después de algunas reuniones con los vecinos de la zona se ha decidido actuar y en esos momentos se ha llevado a cabo la limpieza de cunetas –que continuará- y se han ejecutado obras de acceso a fincas. En los próximos días se ejecutarán trabajos de encauzamiento de las aguas y se actuará directamente sobre el camino, especialmente pensando en el 1 de noviembre, Día de todos los Santos.